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Estudiantes atrincherados en la Upoli en protesta contra el Gobierno de Daniel Ortega necesitan alimentos. LAPRENSA/ Roberto Fonseca

Universitarios atrincherados en Upoli entre zozobra, hambre y patriotismo

El reloj marca las 9:30 de la noche. Las trincheras en las calles aledañas a la Universidad Politécnica (Upoli) de Managua están activadas.

El reloj marca las 9:30 de la noche. Las trincheras en las calles aledañas a la Universidad Politécnica (Upoli) de Managua están activadas. Alambres de púa pasan de lado a lado las calles. Hay llantas quemándose y un grupo de estudiantes y pobladores vigilantes en cada pase. La razón: hay amenazas de represión de parte de la Policía y fuerzas paramilitares, que se mantienen con sus patrullas y motorizados en las calles cercanas.

A los oficiales se les puede observar entre la oscuridad cuando las luces de los vehículos que pasan por la zona los alumbran. No es paranoia.

“Alerta amarilla”, pasan diciendo dos universitarios en una moto, de trinchera en trinchera. No es para menos, no quieren otro ataque sorpresa como el sucedido el domingo 22 abril, horas después que el Gobierno de Daniel Ortega habló de paz. Ese día perdieron a tres manifestantes, afirmó uno de los muchachos.

Dentro del campo universitario las actividades son diversas. Cada grupo tiene asignada una misión. Los jóvenes tratan de distraerse un poco cuando pueden. Se desestresan jugando un partidito de básquetbol en la cancha central o arman tertulias y fregaderas para no dormirse.

Ante el grito de “peligro, se acercan”, estos jóvenes tiran la pelota y toman su tubo lanza mortero y huleras, una de las pocas formas de repeler el ataque de antimotines y fuerzas paramilitares.

Fachada de la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli)
Fachada de la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli)

Pocos alimentos

En un sector bien custodiado por los chavalos, se observan tres fogones improvisados con piedras en el suelo. Solo uno de ellos arde y sobre el un gran perol de aluminio.

Unas diez personas se atarean buscando platos descartables, cortando rodajas de queso tan delgadas que se puede ver a través de ellas. El jefe de la cocina improvisada es un joven de 24 años, fritanguero vecino que llegó a portar su granito de arena por la causa, afirma.

“Tengo 13 días de estar aquí, por amor a la patria. Yo venía a ayudar a los muchachos a enfrentar a los antimotines, pero aquí vi la necesidad que no había nadie que asumiera la dirigencia de la cocina porque las mamá que estaban se tuvieron que ir porque tienen otras responsabilidades y esto es de tiempo completo, y como soy cocinero entonces asumí”, comentó.

A las 10:00 p.m empiezan a servir la cena en platos descartables. La medida se redujo de una cucharada de huevo frito con algunos trozos de mortadela a media ración, porque los alimentos se están agotando.

“Aquí hago de tripas corazones para que alcancen todos. El que no alcanza huevo lo acomodo con queso. Como los enfrentamientos terminaron, la gente dejó de traer alimentos, pero aquí están estos muchachos que no pararán de protestar hasta que haya democracia otra vez en Nicaragua”, dijo el cocinero.

Tienen dos semanas de estar haciendo solo dos tiempos de comida para ahorrar lo poco que tienen. En el día cocinan hasta 50 libras de arroz, para almuerzo y cena, de ahí sacan entre 500 y 600 platos.

Por la madrugada se manda café a los muchachos para que soporten el desvelo, aunque también se turnan para no estar cansados a la hora de un posible enfrentamiento.

“No agarramos comida cocinada para evitar las intoxicación, es peligroso hay gente mala”, dice el chef de protesta.

En ocasiones el plato de los universitarios se compone solo de arroz con soya y frijoles. “Necesitamos arroz, frijoles, huevos, queso, mortadela, aceite, pastas pan, pollo ya quisiéramos, pero no podemos abusar de la voluntad de la gente”, dijo el encargado de control de alimentos.

Managua, Nicaragua. 03/03/2018.Enfrentamiento entre los universitarios de la UPOLI y la Policía Nacional . Wilmer López/ LA PRENSA.

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Mujeres activas

En la protesta cívica no faltan las mujeres. Están presentes en todas las áreas. A muchas les daba horror la pólvora ahora ya están acostumbradas a escuchar las detonaciones a toda hora. Y la exposición a los gases lacrimógenos las hizo más fuertes. Todas se bañan y visten en los baños de la universidad.

“Algunas estudiamos arquitectura, economía, pero aquí aprendimos rápido a ayudar a los muchachos. Cuando hay enfrentamiento fuerte ellos también deben salir a apoyar en las trincheras y nosotros nos quedamos a cargo. No descansaremos hasta que Ortega y su familia se vaya. Demasiado abuso e ilegalidad en el país”, dijo una universitaria.

Los muchachos y muchachas llevan 18 días atrincherados en la Upoli y contando, pues aseguran no se detendrán hasta ver resultados positivos del diálogo entre Gobierno y diversos sectores del país.

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