Admiración y respeto a los jóvenes que dieron su vida por una noble causa: la Seguridad Social. Nuestras oraciones y apoyo a sus padres y familiares. Rogamos también por los heridos, desaparecidos y quienes están en prisión.
Demandamos justicia por los asesinatos perpetrados y las personas vejadas; exigimos liberar a los detenidos y exhibir a los desaparecidos, y restituirles sus derechos y libertades de expresarse, protestar, movilizarse.
Antes del 16 de abril de este año, amigos conversábamos de la apatía, miedo e indiferencia de los jóvenes ante los problemas de Nicaragua. Estábamos totalmente equivocados. En pocos días demostraron su amor por sus progenitores al ver en peligro su Seguridad Social y su compromiso con la comunidad. Ahora su nobleza trasciende a luchar por un país donde se respeten las leyes, exista justicia social, se respete la dignidad de las personas y se erradique la corrupción.
¿Cuál es el origen de los recientes reclamos de los estudiantes, si ellos estaban “tranquilos” en sus centros de estudios? ¿Qué ha sucedido en “el país más estable y seguro de Latinoamérica”, con un crecimiento económico superior al 4 por ciento en los últimos años? ¿Qué ocurrió en Nicaragua, considerado modelo de gestión y coordinado entre el Gobierno-Cosep?
Algunas de sus razones para reclamar la seguridad social y ampliar su protesta fueron: las agresiones recibidas; la ley canalera 840; el pretendido control a las redes sociales; el incendio en Indio Maíz; la corrupción en entidades públicas; el enriquecimiento ilegítimo de gobernantes, asociados con grupos empresariales; la aprobación de leyes sin ser debatidas; la violación de la Constitución, derechos humanos y libertades individuales; la dependencia de los poderes legislativo, judicial y electoral al poder ejecutivo; los fraudes en elecciones nacionales y municipales; el autoritarismo y abuso de la fuerza pública para asesinar y encarcelar campesinos, trabajadores y activistas pro-derechos humanos.
Como nicaragüenses debemos apoyar a estos jóvenes a seguir en la lucha. Ellos nos dieron el ejemplo de la autoconvocación, sin liderazgo visible, empoderados por sus ideales. La marcha del 23 de abril convocada por el Cosep, tuvo una presencia mayoritaria de la juventud, ellos le dieron vida. Esta primera edición fue ordenada, con la bandera azul y blanco, respetuosa y vestidos de blanco o negro. Una expresión cívica admirable que eclipsó la presencia de líderes empresariales y políticos.
Para que un diálogo sea efectivo se requieren al menos seis requisitos: que todos los interesados estén representados; tener claridad de propósitos; que los interlocutores sean personas honestas; que se planteen los hechos reales; que haya puertas abiertas; y comunicación permanente con el público. Por ello habrá que integrar a: jóvenes, padres de familia, docentes, académicos, centros de pensamiento, Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), iglesias, ONG, empresarios, políticos. Se requiere también que existan las condiciones manifestadas en el segundo párrafo del presente escrito, así como la libertad de expresión, el retiro de las fuerzas policiales, antimotines, Juventud Sandinista y la remoción las autoridades responsables de la represión.
Pero, cómo dialogar con el Gobierno si carece de legitimidad moral, tiene las manos bañadas de sangre y ha perdido el contacto con la realidad. Otra limitante es el Cosep, que por diez años ha cohabitado con esta administración; presentado leyes, intercedido ante el poder judicial, empujado exoneraciones; ensalzado en Nicaragua y el extranjero el crecimiento económico, seguridad jurídica y su buen gobierno.
Todos los nicaragüenses anhelamos la paz, para lograrla se requiere de justicia, equidad social, integridad y respeto a la dignidad humana.
El autor es contador.