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príncipe Enrique

El príncipe Enríque posa junto a su prometida, la actriz estadounidense Meghan Markle, tras anunciar su compromiso en el Jardín Sunken del Palacio Kensington, en Londres. LA PRENSA/EFE

Príncipe Enrique y Meghan Markle, rumbo al altar

El príncipe Enrique de Inglaterra sienta cabeza: culmina su viaje a la madurez a los 33 años con su boda con Markle el 19 de mayo. Mientras que la actriz está ante el papel de su vida

Tras una infancia marcada por la muerte de su madre y una adolescencia loca, el príncipe Enrique de Inglaterra culmina su viaje a la madurez a los 33 años con su boda con Meghan Markle el 19 de mayo.

Son muchos los que todavía guardan en su retina la imagen del adolescente con el aire perdido que caminaba junto a su hermano Guillermo siguiendo el féretro de la princesa Diana, por las calles de Londres en 1997.

Dos décadas después del trágico accidente de tráfico que segó la vida de su madre en París, Enrique se sinceró sobre aquel golpe en un programa de la televisión ITV emitido en julio. “Probablemente era demasiado doloroso hasta ahora. Sigue siendo doloroso”, explicó el príncipe, que reveló recientemente que hace poco necesitó ayuda psicológica para lidiar con el duelo.

“No hay un solo día en que Guillermo y yo no deseemos que estuviera viva. Nos preguntamos qué clase de madre sería ahora, qué papel público tendría”, aseguró. Los dos hermanos se impusieron la tarea de elevar y cuidar el recuerdo de su madre, cuyo divorcio de su padre la enfrentó a la casa real y la condenó al ostracismo institucional, pero no al del pueblo, que le dispensó unos funerales de reina.

Enrique, apodado Harry, nació el 15 de septiembre de 1984, dos años después que su hermano Guillermo, y era lo que en el argot monárquico se conocía como “rey de repuesto”, por si fallaba su hermano.

Combatiente en Afganistán

El príncipe Harry, centro, sale de un avión de transporte militar poco después del aterrizaje, a su regreso del servicio activo en Afganistán, en la base aérea Brize Norton de la Royal Air Force en Oxfordshire, en el sur de Inglaterra. AP

Al nacer, Enrique era el tercero en el orden de sucesión a la corona tras su hermano y su padre, el príncipe Carlos, pero ahora ha sido desplazado al sexto por el nacimiento de sus tres sobrinos.

Este joven enérgico de cabello pelirrojo difícil de domar tuvo una adolescencia movida. Confesó haber fumado cannabis, apareció vestido de nazi en una fiesta y los tabloides publicaban regularmente fotos suyas a la salida de bares y discotecas, en compañía de bellas jóvenes aristócratas o de las que fueron sus novias en diferentes periodos, como la zimbabuense Chelsy Davy y, más tarde, Cressida Bonas.

El proceso de redención se inició con su alistamiento en el ejército. En 2008, tras una indiscreción de la prensa, se  supo que se encontraba en misión en Afganistán, por lo que todo el país le acompañó en su decepción cuando tuvo que ser repatriado de urgencia por razones de seguridad a consecuencia de esa filtración. Más tarde se supo que durante su estancia se comportó como un perfecto camarada, además de un excelente jefe de filas.

Aparte de unas declaraciones que rozaban el racismo sobre un colega militar paquistaní, por las que se disculpó, el príncipe nunca protagonizó otra salida de tono y pronto empezó con los actos oficiales, comenzando con una gira por el Caribe en 2012 representando a su abuela Isabel II.

Asimismo, conjugó su pasado militar con la beneficencia con su iniciativa de los Invictus, una competición deportiva internacional al estilo de los Juegos Paralímpicos y reservado a heridos y discapacitados de guerra Unos Juegos que, en palabras suyas, “no solo ayudan a los veteranos a recuperarse de sus heridas físicas y mentales, sino también para inspirar a la gente a seguir en sus vidas el ejemplo de resistencia, optimismo y servicio”.

Meghan Markle, ante el papel de su vida

Meghan Markle
AFP

La actriz Meghan Markle siempre admiró a Diana de Gales y ahora se apresta a interpretar el papel de su vida: casarse con Enrique de Inglaterra, el hijo de la malograda princesa. “Siempre se sintió fascinada por la familia real. Quiere ser la princesa Diana 2.0.”, dijo sobre ella su amiga de infancia Ninaki Priddy, en la biografía “Meghan: una princesa de Hollywood”, de Andrew Morton, recientemente publicada.

En el libro, Morton revela que Meghan lloró viendo en la televisión los funerales de Diana, en 1997. Tras el féretro de la princesa, en el cortejo que recorría Londres, marchaba cabizbajo un niño pelirrojo, Enrique, que un día acabaría siendo su marido.

Una amiga común les organizó una cita a ciegas aprovechando que la actriz estadounidense estaba de paso por Londres, a principios de julio de 2016. Dos años después, el 19 de mayo, Markle y el príncipe se casarán en una ceremonia en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor que ha despertado un gran entusiasmo y que será vista en medio mundo por televisión.

La televisión es precisamente el medio que dio su momento de gloria a la actriz, una de las protagonistas de la serie “Suits”, sobre un grupo de abogados de Nueva York.

Sangre de reyes y esclavos

Meghan Markle nació el 4 de agosto de 1981 en Los Ángeles -tiene 36 años, tres más que el novio-, hija de Thomas Markle, un director de iluminación de televisión que ganó un Emmy por su trabajo en la serie “Hospital General”, y de Doria Ragland, asistente social y profesora de yoga.

En su árbol genealógico se mezclan esclavos y miembros de la realeza. Por parte de madre, desciende de los esclavos de las plantaciones de algodón de Georgia, en el sur de Estados Unidos. Por parte de padre, es descendiente del rey Roberto I de Escocia, que reinó entre 1306 y 1329. Sus padres se separaron cuando ella tenía 2 años y se divorciaron cinco más tarde.

La muchacha asistió a una escuela privada, donde se la recuerda por su estricto sentido del bien y el mal. A los 11 años, inició una campaña que obligó a la gran empresa Procter & Gamble a cambiar una anuncio de lavavajillas dirigido a las mujeres, para pasar a apelar a todas las personas en general.

Markle se graduó en teatro y relaciones internacionales en la Universidad Northwestern, cerca de Chicago. Luego pasó seis semanas haciendo prácticas en la embajada estadounidense en Argentina.

Más madura que Diana

“De haber seguido en el Departamento de Estado, hubiera sido una excelente adquisición para el cuerpo diplomático estadounidense. Tenía todo lo necesario para ser una buena diplomática”, explicó Mark Krischik, su superior en Buenos Aires, en la biografía de Morton.

Las comparaciones con Diana son inevitables, dado el glamur de ambas y su apego a las causas benéficas.
Pero Markle llega más madura a la familia real que la tímida Diana, que se casó con Carlos a los 20 años: este será su segundo matrimonio, tras el de apenas dos años que vivió con el productor Trevor Engelson, y sabe de sobras lo que es estar en el foco público, como lo ha demostrado con su soltura frente a los medios.

En el capítulo de sombras, viejos amigos de Markle la han acusado de haberlos dejado de lado a medida que iba progresando en la vida, y sus dos hermanastros, que no están invitados a la boda, le han lanzado críticas feroces.
Así, Thomas Markle Junior ha sugerido que “probablemente” avergüenzan a Markle, y envió una carta abierta al príncipe Enrique desaconsejándole casarse con ella

Espectáculo espectáculo archivo

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