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Cartas al director

Cartas al Director

Se desconoce con exactitud la cifra de estudiantes universitarios y pobladores asesinados por verdaderos profesionales, los impactos de bala lo dicen, cabeza, cara, pecho, abdomen, lo mismo que los secuestrados por estas fuerzas del mal.

Desapariciones forzadas
Se desconoce con exactitud la cifra de estudiantes universitarios y pobladores asesinados por verdaderos profesionales, los impactos de bala lo dicen, cabeza, cara, pecho, abdomen, lo mismo que los secuestrados por estas fuerzas del mal.

Hasta hace poco se creía que las desapariciones forzadas y las masacres estaban dirigidas únicamente a campesinos y a los indígenas donde se evidencia la crueldad con que actúan las fuerzas armadas a favor de Ortega.

La brutalidad con que ha operado la llamada Juventud Sandinista contra el pueblo nicaragüense, grupo señalado con muchas evidencias junto a la Policía de ser cómplice de los asesinatos y represión contra jóvenes universitarios y pobladores, pero según los videos han participado activamente lanzando objetos desconocidos y no sabemos si la Policía les ha facilitado armas y uniformes, pero con su accionar en la Upoli han cometido un delito de lesa humanidad, de acuerdo con el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional y en algún momento se hará justicia en Nicaragua. En Argentina la justicia tardó 38 años para condenar a los militares.

Por el momento falta resolver la cantidad de estudiantes y pobladores desaparecidos producto de la represión y masacre desatada por la Policía criminal que actúa igual que la guardia somocista. El asesinato de las personas desaparecidas siempre es con torturas espantosas. El reconocimiento para estos crímenes fue reconocido precisamente por los desaparecidos en América Latina.

La desaparición forzada, a como es el caso de las personas de la Upoli, es una violación múltiple de derechos humanos, es considerada como un crimen cometido por las fuerzas oscuras del gobierno, y la protección que este brinda a dichas fuerzas.

Los desaparecidos que seguramente no aparecerán vivos, seguramente sí en una fosa clandestina.
El crimen atroz que cometieron los criminales contra un ciudadano que lo secuestraron y asesinaron, su cuerpo apareció en los montes de Ciudad Sandino sin manos, le cortaron los testículos y el pene; esto solo se miraba en México, donde los jóvenes que son asesinados por el narcotráfico, los hacen desaparecer disolviéndolos en ácido.

El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, en el artículo 7, define el crimen de lesa humanidad en el caso de las desapariciones forzadas de la siguiente manera: A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por “crimen de lesa humanidad” cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque: en el inciso i) Desaparición forzada de personas.

Los desaparecidos que después aparecen en la morgue y todavía no descansan “en paz”, porque a sus familiares como si fuera poco los intimidan para que firmen una carta de desistimiento de denuncia contra la Policía, pues de lo contrario no les entregaban el cadáver y lo enviaran a Medicina Legal. Para qué más prueba de culpabilidad, ellos mismos confiesan que fue la Policía quien los asesinó y esa carta no tiene ningún valor jurídico al haber firmado bajo amenaza la familia doliente.

La Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (Fedefam) declaró el 30 de agosto como el “Día Internacional del Detenido Desaparecido”, para recordar en todas las naciones la realidad de los desaparecidos.
Alejandro Calero Dávila

 

Ambición al dinero y poder
La ambición al poder y al dinero destruye los sentimientos de todo hombre. El afán a la vanidad y lo material es destruir el corazón y por supuesto el de todo aquel que te rodee, si vamos a ser adictos que sea en la lealtad totalitaria y si vamos a ser ambiciosos que sea a instruirnos en lo máximo que podamos.

La mayor parte de los políticos son unos irreflexivos, con el poder y el dinero se creen eternos y que nunca irán a dejarlo. Viven tan obsesionados por acumular riquezas que ni ellos mismos las disfrutan y tampoco permiten que el pueblo viva en fiel libertad.

Muchos gobiernos de diferentes países han logrado tener un control sobre la población, y para seguir en firme ese dominio hacen lo imposible, al extremo de mandar a matar a todo aquel que un día se cansó y quiso ser valiente a dar su vida por defender los derechos de todos los ciudadanos.

Si está en el poder y tiene mucho dinero, tiene que respetar los derechos de los demás.
Gobernar no es sentirse propietario del pueblo, ni creerse que es más que los demás. Ser presidente no es sentirse que lo serás para siempre, no es aprovecharse ilimitadamente de los bienes que le pertenecen a todos los patrióticos. El buen mandatario nunca debe reelegirse, ni censurar ningún medio de comunicación, parte de su trabajo es generar empleo para todos sin la más mínima excepción.

Si el gobierno hace decisiones perversa, el pueblo hará lo mismo porque el alumno aprende lo que le enseña su maestro. El Jefe del Estado debe aprender a no defraudar a quienes lo llevaron al poder y el pueblo debe aprender a nunca permitir que irrespeten sus derechos…

La corrupción es máxima desgracia que se vive por todo el mundo en todos sus campos, pero con más plenitud en la política.
Mi respeto para todos aquellos caídos de los diferentes países que han sido asesinados por órdenes del presidente, lo que vivió Venezuela el año pasado y Nicaragua en abril es de llanto eterno. Si quieres tener poder, que sea el de robar; sonrisa, miradas, respeto y admiración para siempre.
Carlos Javier Jarquín

 

Inaceptable condición
Dicen que el dictador Daniel Ortega ha puesto como condición para iniciar el diálogo que el tema de los jóvenes universitarios y demás nicaragüenses reprimidos y asesinados a partir de las protestas cívicas iniciadas el pasado 19 de abril del año en curso, no sean incluidos en la agenda del diálogo.

Esa es una condición inaceptable, es estar mancillando y burlando la sangre derramada por estos hermanos nicaragüenses que ofrendaron sus vidas nada más por reclamar libertad, paz y democracia. Aceptar esta condición es traicionar a la patria, el mismo Frente Sandinista cuando era guerrilla en los años 70 y la misma oposición religiosa, política y empresarial de aquella época tampoco le aceptó las condiciones, al que los sandinistas le llamaron el dictador Anastasio Somoza Debayle y ante la negativa de Somoza de iniciar un diálogo serio, finalizó su gobierno con el triunfo de la tal revolución popular sandinista.

Ahora el dictador Ortega, al mejor estilo de Somoza, viene a poner condiciones para iniciar un diálogo.
La única condición que debería existir por la patria es que Ortega renuncie a la presidencia y se castigue con todo el rigor de la ley a los actores intelectuales y materiales de las muertes de los universitarios y demás nicaragüenses, y se convoque a lo inmediato a la conformación de un gobierno de transición y a un proceso electoral nacional libre y transparente.

Quien acepte esa nefasta condición más temprano que tarde también se irá con el dictador Ortega.
Es lamentable también la posición de algunos de los miembros de la tal comisión de la verdad conformada a la medida de Ortega, que han dicho que no aceptan que se acuse a Ortega de mandar a asesinar a los jóvenes universitarios y la represión al pueblo de Nicaragua. Le pregunto a los miembros de esta comisión, entonces ¿estos jóvenes se asesinaron solo y el pueblo se reprimió solo? Cuidado y también los miembros de esta comisión son acusados en un futuro como encubridores de los abusos de esta dictadura sandinista.
Máximo M. Castillo (mexicano)

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