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INSS

Economista Adolfo Acevedo. LA PRENSA/ARCHIVO

El déficit del INSS para 2019

El déficit del INSS para el próximo año, resulta que este podría alcanzar los 5 mil millones de córdobas. A estas alturas, resulta evidente que la tendencia al aumento de los déficits a partir de ahora es claramente exponencial

Haciendo una proyección del déficit del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) para el próximo año, resulta que este podría alcanzar los 5 mil millones de córdobas. A estas alturas, resulta evidente que la tendencia al aumento de los déficits a partir de ahora es claramente exponencial. Para evitar la interpretación usual de que la causa fundamental de los déficits radica en el exceso de gastos administrativos, y para que se pudiese apreciar la verdadera raíz de los déficits, en la proyección asumí que para 2019 la nómina salarial se reduce casi a la mitad, y que las inversiones en activos no financieros se reducen a cero.

Esta expansión tan considerable de los déficits indica que ya llegamos a la fase en que los costos del sistema de seguridad social, en términos de pago de pensiones y prestaciones médicas, comienzan a crecer exponencialmente, debido a que el proceso de envejecimiento y de transición epidemiológica están comenzando a adquirir velocidad de crucero.

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En este punto al que se dejó llegar la situación, parecerían existir solo dos opciones en términos de las denominadas “reformas paramétricas”: incrementar de manera importante los ingresos por cotización a través del aumento en las tasas de aporte, y/o reducir drásticamente los costos proyectados por pago de pensiones y prestaciones médicas, reduciendo el monto de las pensiones a través de la modificación de la fórmula de cálculo y/o aumentando la edad de jubilación y el número de semanas necesarias para jubilarse, reducir la cobertura de patologías que el Programa Enfermedad-Maternidad puede atender, y buscar maneras para “recuperar costos” por la atención médica..

Sin embargo, existe también la opción de que el INSS deje de seguir asumiendo el financiamiento de funciones de Protección Social que no corresponden a su naturaleza, y que el Estado asuma, por primera vez en nuestra historia, la función de protección social que le corresponde, y su financiamiento, en lugar de continuar descargando estas responsabilidades que le competen, sobre el INSS.

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Esto debería iniciar el tránsito desde un esquema de políticas asistencialistas, implementadas de modo discrecional, hacia un esquema de protección social básica universal como derecho individual a cuenta del erario (quien cumpla condiciones fijadas por la ley, tiene derecho a prestaciones definidas y cuantificadas); es decir, hacia un Estado Social de Derecho institucionalizado.

Con solo que al INSS se le libere del financiamiento de estas responsabilidades, y la mismas seas asumidas por el Presupuesto de la Nación, como corresponde, junto la disminución de los gastos administrativos hasta niveles estrictamente necesarios para asegurar una atención eficiente a los asegurados, y un esfuerzo coordinado por reducir la enorme desigualdad en las semanas cotizadas entre ramas y sectores de la economía, se otorgaría al INSS algún periodo de respiro y solvencia financiera

Esto haría que cualquieras ¨reformas paramétricas¨ remanentes que fueras necesarias, fuesen muchísimo menos gravosas que lo que serias en su defecto.

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Sin embargo, debe insistirse en que este conjunto de medidas de carácter fundamental no eliminarían, por sí mismas, la tendencia intrínseca de nuestro sistema de seguridad social a generar déficits a medio-largo plazo.

Todas las proyecciones financieras que se han efectuado sobre los ingresos y los costos del INSS, en el marco de los numerosos estudios actuariales realizados, han apuntado a que los costos totales del sistema de seguridad social por concepto de pago de pensiones y prestaciones de salud tienden a crecer con más rapidez que los ingresos, reflejando tendencias subyacentes derivadas de la denominada transición demográfica y las pobres características del mercado laboral nicaragüense.

La implicación es que la sostenibilidad a largo plazo del INSS sólo será posible si este rápido crecimiento de los costos por concepto de pago de pensiones y prestaciones, se corresponde, en mucha mayor medida, con el crecimiento de la base fiscal real sobre la cual descansa la recaudación de ingresos del INSS, a saber, la evolución del empleo de mayor productividad e ingresos.

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