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Entre la CIDH y Luis Almagro

Ayer llegó a Nicaragua la delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que investigará la masacre perpetrada por el régimen orteguista contra los estudiantes y el pueblo. Masacre de abril, se le llama, pero ha continuado de manera sistemática, aunque con menos intensidad mortífera, a lo largo de mayo.

La misión de la CIDH estará en Nicaragua cuatro días, menos de la semana promedio que tarda en esta clase de investigaciones. Pero en 1978, cuando vino a investigar los crímenes de la dictadura somocista, tardó 12 días; y en 1980, cuando estuvo aquí para investigar las violaciones a los derechos humanos cometidas por el naciente régimen sandinista, se tomó seis días para hacer su trabajo.

Como lo comentamos en el editorial del martes pasado, la primera vez el informe de la CIDH fue duro contra la dictadura somocista y sirvió de base para que Somoza Debayle fuera condenado por la OEA. Pero en 1980 la CIDH fue benigna con el naciente régimen sandinista, por considerar que los atropellos que se estaban cometiendo se debían a que el país estaba saliendo de la guerra civil y el nuevo gobierno prometió que tenía la intención de respetar los derechos humanos. Habrá que esperar para ver cómo será en esta ocasión el informe de la CIDH, después de investigar la masacre orteguista.

La CIDH se autodefine institucionalmente como “un órgano principal y autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) encargado de la promoción y protección de los derechos humanos en el continente americano”. Y por lo tanto es precisamente a la OEA que la CIDH presenta sus informes de investigaciones como la que hará en estos días en Nicaragua.

Debido a ese vínculo orgánico de la CIDH con la OEA, aunque funcione de manera autónoma es preocupante por no decir alarmante lo que ha dicho el secretario general Luis Almagro, sobre la crisis de Nicaragua causada por la represión sanguinaria del régimen orteguista, por la cual los estudiantes y amplios sectores de la sociedad nicaragüense exigen con toda razón y derecho la salida del poder de Ortega y Murillo.

En una columna de opinión publicada este martes 15 de mayo en el Diario las Américas que se edita en Miami, el periodista uruguayo y expresidente de la SIP, Danilo Arbilla, informa que entrevistó a Almagro sobre la situación de Nicaragua. Según Arbilla, Luis Almagro le dijo que “Nicaragua no es lo mismo que Venezuela ni que Cuba” y que por eso “la salida democrática en Nicaragua no pasa por que ‘se vaya Ortega’”, pues según el secretario general de la OEA, existe un clima de negociación “con avances concretos para que las próximas elecciones presidenciales (en noviembre de 2021) cuenten con todas las garantías”.

Pero eso no fue todo. Para mayor asombro e indignación, Almagro trivializó la gran cantidad de nicaragüenses muertos por la represión: “La vida humana cada vez vale menos, aquí y en todas partes”, dijo el secretario general de la OEA al periodista Arbilla. Sin duda que Luis Almagro le debe al pueblo nicaragüense una explicación clara de estas barbaridades que ha dicho.

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