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Cartas al director

Cartas al Director

Nunca es tarde para dialogar, pero en las presentes circunstancias el objetivo primordial de los estudiantes universitarios y la sociedad civil es la dimisión del presidente Ortega y su salida del poder.

El diálogo, ¿único camino?

Frente a situaciones de conflicto como la de Nicaragua en la actualidad, no queda más que seguir razonando, continuar el diálogo hasta resolver la crisis entre todos, sin exclusiones, porque el país cada día se vuelve más vulnerable, económicamente hablando, y evitar más derramamiento de sangre.

Algunos sectores demandan que haya un cambio inmediato en el sistema político, ¿lo lograrán? Pienso que esto solo se podría lograr a punta de metralla o con un paro nacional con todas las fuerzas vivas de la nación. En la actualidad, Nicaragua, a raíz de los acontecimientos, se encuentra en una pequeña recesión; los economistas han advertido que con esta crisis habrá menos inversión, menos recaudación de impuestos, reducción de gastos y empleos.

Los grupos de presión contra Ortega no son exiguos y se han sumado hasta sus viejos combatientes guerrilleros manifestados en las calles. La única reserva de apoyo que tiene el presidente es la Policía Nacional, brazo armado de su gobierno que según él nació “de las entrañas del pueblo”. Para algunos, su gobierno está agonizando desde que iniciaron las protestas por la falta de tener un buen sistema electoral y judicial.

Nunca es tarde para dialogar, pero en las presentes circunstancias el objetivo primordial de los estudiantes universitarios y la sociedad civil es la dimisión del presidente Ortega y su salida del poder. Esa demanda es un tema muy serio porque un diálogo que no es para dialogar, sino para deshacer las movilizaciones de elementos paramilitares y Policía mientras se llegue a acuerdos de nación.

Hay que darle crédito a los estudiantes. Las razones por las cuales se está llevando a cabo hasta ahora el diálogo se debe a ellos. Hay que agotar todo el mecanismo. En el diálogo nacional deben participar todos los sectores para beneficiar a todos. Que se refleje la sensibilidad de los dialogantes, de lo contrario nos hundimos todos.
Pedro David González Pérez

 

Muerte de un periodista

La trágica muerte del colega periodista Eduardo Spiegeler se sumó el jueves 17 de mayo al luto que guardamos por el sacrificio de más de 60 jóvenes durante la resistencia a la dictadura de Daniel Ortega.

Fue una fatalidad a la que estamos expuestos todos en estos momentos tan difíciles.
Es lamentabilísimo. ¿Cómo pudo estar debajo?, preguntaría cualquier persona.
Pero la explicación es que así de arriesgado es nuestro trabajo. Me figuro que trataba de tomar fotos desde un ángulo distinto en la caída del armatoste que le segó la vida.

Muchos periodistas perecemos así, por una foto, por una nota o por decir la verdad.
Ángel Gahona, que le precedió, fue asesinado por cubrir una protesta en Bluefields.
Creo que en el accidente hubo imprudencia por quienes derribaron el adefesio y un fatal descuido de nuestro colega guatemalteco en el afán de realizar un buen trabajo.

Muchos hemos escapado de la muerte en distintas circunstancias.
Al final de la guerra de los ochenta dos helicópteros del Ejército cargados de periodista se desplomaron en San Pedro de Lóvago al final de la guerra de los Contras.
No hubo muertos por milagro.

En esa ocasión, la periodista Ronnie Lower, de CNN, embarazada de su primer hijo, decidió no abordar uno de los aparatos caídos para regresar a Managua y esa decisión salvó su vida y el fruto de su vientre.
Así es nuestro oficio. Decenas de corresponsales de guerra a veces escapamos de la muerte.

Por cuestiones de la profesión miles de periodistas han muerto en accidentes, asesinados o secuestrados.
Cualquier día podríamos ser alguno de nosotros. La lista es interminable. Para muestra estos nombres: Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, Bill Stewart, Carlos Guadamuz, Ángel Gahona.

Así es nuestra singular profesión. Por ejercerla estamos expuestos a todo.
Mi más sentido pésame a la familia doliente del colega guatemalteco y a las madres que han perdido a sus adorados hijos en estas aciagas semanas vividas.
Filadelfo Alemán

 

Despertar del hipnotismo

Dándole un recorrido a mi mente a lo largo de estas tres últimas décadas 1980-1990-2000 me he encontrado que durante las justas luchas libertarias del pueblo de Nicaragua han existidos nicaragüenses carentes de patria y de amor a la libertad, que siempre han estado en contra de los que luchan incluso por su libertad y por su patria.

En la década de los años ochenta (1980-1990) miles de nicaragüenses organizados en Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN) o la Contra nos levantamos en armas en una lucha libertaria por los abusos de la primera dictadura sandinista en contra del pueblo de Nicaragua y en aquella época muchos estaban en contra de nuestra lucha y más bien apoyaban la represión de la dictadura sandinista.

Fue por nuestra libertaria que hoy en Nicaragua no existe otro servicio militar. Los hijos de los que estaban en contra de nuestra lucha nacieron y crecieron en libertad y ya nadie más los persiguió para ser enviados por la fuerza a otra guerra, también fue por nuestra lucha que hoy no existen confiscados ni nicaragüenses huyendo de la guerra, tampoco existen los miles de prisioneros políticos, ya no se confisca o se le arrebata el quintal de frijol o maíz que produce el campesino, como se le confiscaba y se le arrebataba en los años ochenta.

Pero bien, en la actualidad el pueblo libre azul y blanco de Nicaragua se ha levantado cívicamente en una lucha libertaria por los abusos de esta nueva dictadura sandinista y al igual que en los años ochenta existen nicaragüenses que están en contra de la lucha cívica que han emprendido los jóvenes universitarios y el pueblo de Nicaragua.

Los que están en contra de esta lucha son los que apoyan los abusos de esta dictadura. Considero que estos ciudadanos actúan como personas en estado de hipnotismo y no se están dando cuenta que esta dictadura burguesa millonaria no es de los pobres, sino es nada más para unos cuantos lacayos al servicio del dictador Daniel Ortega y familia. Dios quiera que un día estos ciudadanos despierten de ese hipnotismo y se sumen a la lucha azul y blanco del pueblo de Nicaragua.
Máximo M. Castillo (mexicano)

La alegría del matrimonio

El 19 de mayo fueron muchos los que estuvieron pendientes del televisor, por la boda del príncipe Harry con Meghan Markle. A bastantes mujeres les llamó la atención el pudoroso vestido de la novia, un sencillo pero muy elegante Givenchi en crêpe de seda.

Cuando el hombre y la mujer se casan forman una comunidad de vida y amor, cuyo mejor regalo, además de la riqueza que son los hijos, es el don de sí, la dádiva que supone el uno para el otro, aún teniendo en cuenta que nadie es perfecto. En la Iglesia, el matrimonio está elevado a la dignidad de sacramento, “sacramento grande”. El papa Francisco, al matrimonio y la familia los identifica como la “alegría del amor”. Es lo más hermoso que Dios ha creado. Dice el papa: “La familia nace de este proyecto de amor que quiere crecer como se construye una casa: que sea lugar de afecto, de ayuda, de esperanza”.

Los esposos cristianos cuentan con la presencia de Cristo entre ellos. Por eso, yo no entiendo mucho que una pareja cristiana que dice quererse, no quiera casarse pero se junte. En la gracia del sacramento, podemos encontrar fuerzas para vivir el amor y la fidelidad; también, en momentos difíciles: Dios no niega su favor a quien a Él acude. Evoco estos versos: Tu esposa, como parra fecunda,/ en medio de tu casa;/ tus hijos como brotes de olivo,/ alrededor de tu mesa./ Esta es la bendición del hombre/ que teme al Señor”. (Salmo 128).
Josefa Romo

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