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Que Nicaragua vuelva a ser república

Según el columnista Danilo Arbilla del Diario El Nacional de Venezuela, Almagro le dijo “Nicaragua no es lo mismo que Venezuela ni que Cuba”, … “en Nicaragua existe un clima de negociación, con participación de la OEA … para que las próximas elecciones presidenciales cuenten con todas las garantías… Con ese propósito los representantes de la OEA mantienen contacto permanente con el gobierno de Ortega y también con la Iglesia, los empresarios y representantes de la oposición”.

Señor Almagro, usted anda más perdido que un perro en procesión. Penco, no tiene más contactos que con el designado y su pareja. Para el 80 por ciento del país, el rol electoral de la OEA se siente muy lejano, y la credibilidad de ustedes sí es minúscula. Por eso debemos involucrar también a la Unión Europea en la observación electoral. Esa parte de su OEA, señor Almagro, no es confiable. Por contraste, el comportamiento de la OEA en Derechos Humanos, la CIDH, va en contrapelo del secretario Almagro. El secretario de la CIDH y la relatora sufrieron en carne propia la agresión danielista y serán testigos ante el mundo de los desmanes del designado. El informe que han dado antes de partir debería terminar de convencer al designado que ya perdió el apoyo popular (si alguna vez lo tuvo), que corte sus pérdidas y no aumente sus problemas: ¡que se vaya!

De corazón acompaño a los que piden la salida inmediata de la pareja designada, pero mi cabeza me dice que ese paso, aunque necesario no es suficiente para asegurar que Nicaragua vuelva a ser república.

En 1979 ya probamos la dedocracia de las Juntas de Gobierno de Reconstrucción autoconvocadas y nos destruyeron al país. Más de 20 veces hemos probado constituyentes que solo nos llevaron a la instalación de otra dictadura. No más constituyentes.

Por una vez aprendamos que respetando la Constitución actual, aunque la reformemos después, podemos encontrar un camino rápido a la democracia representativa como dice la Carta Democrática de la OEA.

Representativa significa con presidente y diputados electos a la mayor brevedad posible. El camino es que renuncien la vicepresidente y el presidente de la AN. Que la AN designe a un presidente y un VP interino. Que la AN elija una nueva junta directiva. Que la AN reforme la Ley Electoral en junio para llamar a elecciones en 6 meses y que lo ratifique en julio, cumpliendo con las dos legislaturas. Que la AN nombre 3 personas propuestas por la CEN para dirigir el Consejo Electoral para la elección. Los muchachos y sus hermanos y sus madres y sus padres y (para orgullo nuestro a la vez, como muestra la foto del niño enfrentando a los antimotines con piedras en la mano que se volvió viral) hasta nuestros hijos y nietos estarán atentos para que la AN y los demás cumplan.

No, al nombramiento de dedo a una Junta que nunca sería electa por el pueblo. No a una Asamblea Constituyente que siente a un presidente que no ha sido electo por el pueblo. No más dedocracia-dictadura. Sí a las elecciones libres y supervisadas a la mayor brevedad posible. Que se expresen los partidos, movimientos de suscripción popular y hasta candidatos independientes. Solo así, Nicaragua volverá a ser República.
El autor fue canciller de Nicaragua 2002-2007.

Opinión Daniel Ortega diálogo nacional presidencia archivo
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