Alberto es la primera tormenta tropical que se formó en este año, antes del inicio oficial de la temporada de huracanes. Por su parte, la Asociación Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) pronosticó un 75 por ciento de probabilidades que la temporada 2018 sea cercana o superior a lo normal.
Los expertos predicen entre 10 y 16 tormentas con nombre, de estas, entre cinco y nueve podrían convertirse en huracanes y de uno a cuatro podría ser huracán de categoría mayor a 3, es decir, eventos superintensos, como en su momento lo fueron Irma, Harvey y María; todos ellos retirados de la lista de nombres propuestos por esa organización debido a la devastación que causaron.
Agustín Moreira, agrometeorólogo del Centro Humboldt, explicó que aunque los fenómenos naturales pueden disminuir en números en comparación con el 2017, algunos de estos eventos pueden ser bastantes intensos, en especial, durante los últimos tres meses del año, ya que la variación climática puede hacer que los fenómenos sean superiores o no, pero eso aún no se puede precisar, advirtió el experto.
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Por su parte, los especialistas de la NOAA indicaron que la posibilidad del desarrollo débil de El Niño, con temperaturas de la superficie del mar cercanas a la media son factores que inciden en el pronóstico indicado en este año.
En Nicaragua, tomando en consideración la afectación por inundaciones del año pasado, para Moreira, es necesario que en la zona del Pacífico se preparen planes de emergencia, ya que está comprobado que en menos de un día, los fenómenos causan afectaciones importantes.
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Las lluvias torrenciales, como las que descargó el fenómeno de bajas presiones en Rivas en el 2017, provocó desborde de ríos, daños en infraestructura y contaminación de pozos, además del colapso de letrinas. Asimismo, indicó que en el Caribe, donde se reconoce su vulnerabilidad ante posibles impactos de tormentas tropicales y huracanes, además de los planes de emergencia, se debe de mantener un monitoreo constante.