14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Dejar a Dios ser Dios

Una manera importante de vivir como cristianos de cara a Dios es dejar a Dios ser Dios.
Jesús en su misión y predicación nunca lo manipuló ni lo desfiguró. Nunca abusó de su condición de Hijo, ni pretendió acomodar a Dios a sus ideas, gustos o caprichos.

Jesús dejó a Dios ser Dios; por eso siempre decía: “Padre, que no se haga mi voluntad sino la tuya” (Mt. 26, 42; Lc. 22, 42; Jn. 4, 34; 5, 30; 6, 38). Es desde Jesús y a partir de Jesús como nosotros podemos conocer a Dios. Y es desde Jesús y a partir de Jesús como nosotros solo podemos concebir a Dios como Padre, Hijo y Espíritu.

En Jesús Dios se nos ha revelado como “Padre”: El Padre que da la vida a los hombres (Jn. 3, 16). El Padre que está a favor de sus hijos, los seres humanos (Jn. 3, 16). El Padre que tiene como orgullo decirnos que somos la “viña de sus amores” (Is. 5, 1-7). El Padre bueno que solo entiende amor (I Jn. 4, 1).

En Jesús Dios se nos ha revelado como “Hijo”: Cercano a los hombres; tan cercano que se ha hecho uno de nosotros sin trampas algunas (Jn. 1, 14). Familiar nuestro que comparte nuestros éxitos y nuestras mismas debilidades (Fil. 2, 6-8).
Amigo cercano (Jn. 15, 14) que siempre nos brinda su mano para enseñarnos el camino que nos conduce a la verdadera y plena vida (Jn. 10, 10). Señor único que siempre salva (Jn. 3, 17) sin hundir y siempre eleva sin humillar.

En Jesús Dios se nos ha revelado como “Espíritu”: Como fuego (Hch. 2, 3) que siempre arde brindando el calor del corazón, del amor a quien en Él cree. Como paloma (Mat. 3, 16) que une cielo y tierra haciendo divino lo humano y lo humano divino. Como libertad (2 Cor. 3, 17) que no se casa con cadena alguna.

Por eso, decimos a nuestro Dios-Espíritu: “Ven, Espíritu Santo, que mi alma está sedienta. Ven y cúbreme con tu manto de tu presencia que me alienta. Restáurame y purifícame. Bien sabes, soy imperfecto. Lávame y renuévame, quiero hacer lo correcto.

Creer en el Dios de Jesús: Padre, Hijo y Espíritu conlleva: romper con todo absoluto que no sea Dios, con todas las imágenes que nos fabricamos de Dios y que solo son ídolos que insultan el verdadero rostro de Dios.
Seguir al Hijo en su actitud de obediencia y fidelidad al Padre hasta lo último porque el Padre se lo merece.

Construir la verdadera comunidad que nos une a todos al estilo de la comunidad trinitaria: Padre, Hijo y Espíritu. Quien ha conocido al Dios de Jesús no lo manipula, no lo cambia por ningún ídolo ni por ninguna imagen construida con nuestras propias manos.
Deja a Dios ser Dios.

El autor es sacerdote.

Opinión Dios Óscar Chavarria archivo
×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí