Quienes han dejado el tabaco pueden confirmar que después de abandonar este mal hábito ganan más peso. Esto no es casualidad. Según una investigación de la Universidad de Yale, recientemente se descubrió que el ser humano posee un tipo de grasa llamada “beige”. Esta tiene la capacidad reducir los depósitos de grasa blanca que nos hacen engordar. Entonces, según la investigación publicada por El Confidencial de España, la nicotina activa la quema de este tipo de grasa y esto hace que las personas bajen de peso, pero que al dejar de ingerir la nicotina, el proceso se ralentiza provocando un aumento de peso. Cabe destacar que hace unos años investigadores revelaron que fumar saciaba el apetito porque al ingerir nicotina un grupo de neuronas llamadas receptores nicóticos le avisan a nuestro cuerpo que ya no es necesario ingerir alimentos. Sin embargo, los expertos enfatizan en que hay más efectos negativos para la salud al fumar que estos pequeños “beneficios”.
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