En su mesiánico capricho por saturar Managua con sus extravagantes estructuras metálicas multicolores llamadas “árboles de la vida”, el Gobierno eligió la Carretera a Masaya para la “siembra” masiva de los símbolos esotéricos, pero los 16 que estaban han sido derribados por la población autoconvocada.
Desde que se botó la primera armazón, la tarde del viernes 20 de abril en el sector este de la Universidad Nacional de Ingeniería, que para entonces era campo de batalla entre universitarios y antimotines, la ciudadanía la arremetió contra estos símbolos de poder del gobierno de Daniel Ortega y mandados a colocar por su esposa y vicepresidenta designada por el poder electoral, Rosario Murillo.
Hoy, si se transita por la Carretera a Masaya solo se ven los vestigios de las bases que sostenían a cada estructura, porque con el uso de cables, sierras, esmeriles y cortadoras de metal, se han tirado abajo para luego saltar con algarabía encima mientras se ondea la bandera azul y blanco o se aprovecha el momento para tomarse fotografías.
En la rotonda de Ticuantepe el armatoste fue reemplazado por árboles de verdad y dos imágenes de la Virgen de Fátima. Igual ocurrió en la icónica Jean Paul Genie, solo que también está con cruces y banderas de Nicaragua por todos lados en memoria de los asesinados en la represión de abril.
Vestigios en el pavimento
Las últimas “arbolatas” derribadas en la Carretera a Masaya fueron retiradas inmediatamente por obreros de la Empresa Nacional de Transmisión Eléctrica (Enatrel) —misma encargada de armarlos y colocarlos—, pero todavía se observan en varios puntos las bujías quebradas y los cuatro tubos que los sostenían.
Estos últimos lucen de color negro sin importar el color que tenía la estructura porque antes de ser derribados por los autoconvocados, fueron quemados y luego golpeados con mazos para debilitarlos.
“Tala” en otros puntos de la ciudad
Aunque la “tala” se ha concentrado en la Carretera a Masaya, hay otros puntos de la capital donde también se han quitado los “árboles de la vida”. Las rotondas, Paseo Tiscapa y Carretera Norte han sido las otras zonas.
También, el único que estaba en León, propiamente en la entrada a la ciudad, fue derribado por la población autoconvocada.
El Gobierno ha guardado silencio sobre el costo de construcción de cada estructura, pero según estimaciones de ingenieros era de 25,000 dólares cada una.
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Con esta cantidad de dinero se cubre el material, mano de obra, ensamblaje, transporte cuando está armado y colocación al punto que previamente fue elegido.
Los trabajos los ha realizado Enatrel con apoyo de la Alcaldía de Managua, la que ha extendido las autorizaciones para la colocación de cada “arbolata” en todo el país.
De cómo “reverdecieron”
Rojos, celestes, verdes, rosados y amarillos, son algunos colores de los “árboles de la vida”, siendo el primer color visto el amarillo. Los primeros que se vieron fue en la plaza de la Fe Juan Pablo II, para la celebración de la Revolución Sandinista en 2013. Luego, desde la Presidencia se extendió la orden de que se multiplicaran en las rotondas de la capital y los ejes viales principales. La Alcaldía asumió su consumo de energía eléctrica, vigilancia y mantenimiento, pero por falta de transparencia se desconoce el gasto total de ese derroche.