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Tranques y turbas

Querida Nicaragua: La suspensión del diálogo se produjo por la intransigencia de los funcionarios y empleados del gobierno que obviamente llevaron la consigna de proponer como condición, sine qua non, el destrabe de algunos caminos interrumpidos por los tranques con los que el pueblo presiona por “justicia y democracia”.

Los tranques son la única arma de presión que tiene nuestro pueblo empeñado en una lucha cívica y pacífica para lograr su cometido, o sea la justicia para los asesinos de los jóvenes manifestantes y el desplazamiento de la dictadura orteguista. El gobierno ha respondido enviando turbas asesinas y policías vestidos de civil, armados con escopetas y rifles de guerra disparando plomo y matando, hasta hoy, a más de setenta jóvenes que luchaban por la libertad, la institucionalidad y la democracia. Últimamente se ha conocido del hallazgo de un cadáver en la célebre Cuesta del Plomo, el mismo sitio donde la guardia genocida de la dictadura de Somoza Debayle arrojaba los cadáveres de sus adversarios.

No hay duda de que la historia nuestra es repetitiva. Estamos viviendo la misma época anterior al 79 cuando el tirano se empeñaba en declarar que gobernaría hasta 1981, el final de su período.

La propuesta presentada por la Conferencia Episcopal que recoge los puntos señalados por la CIDH fue catalogada como un “golpe de Estado” por el canciller de Ortega. Cinismo inaudito de los señores del gobierno pues es precisamente Ortega quien ha dado golpes de Estado constantemente violando la Constitución por medio de sus siervos del poder judicial para poder reelegirse hasta la consumación de los siglos. El mismo canciller Moncada Colindres es un funcionario ilegal ya que su nombramiento debió haber sido ratificado por la Asamblea Nacional y este trámite no se ha cumplido. El canciller y todos los ministros actuales son igualmente ilegales ya que sus nombramientos no han sido ratificados por el congreso nacional.

Los tranques y barricadas son una forma de lucha de los pueblos cuando se ven sometidos a servidumbre por caudillos, reyezuelos o dictadores. La revolución francesa, faro de libertades en el mundo, comenzó con la rebelión de los jóvenes poniendo tranques en las calles, hubo muertos y heridos, el pueblo se enfrentó con la caballería armada de lanzas y pistolas de la época y al fin pudo lograr su libertad y llevar a la guillotina a las cortes reales. De modo que los tranques son una lucha cívica legítima, es el arma que tienen los pueblos para enfrentar tiranías.

El pueblo ha tomado las calles y el gobierno tendrá que optar por la democratización o bañar de sangre la geografía nacional. Ojalá ocurra pronto lo primero.

El autor es director general de Radio Corporación.

Opinión tranques turbas archivo
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