Entre barricadas con adoquines y ripios de rótulos gubernamentales, Ana María Centeno camina apresurada hacia el centro de la ciudad de Matagalpa. Es casi mediodía y aunque dice estar de acuerdo con las protestas contra el gobierno, admite que los tranques “nos están haciendo papilla”.
Centeno reside en el barrio Monte Tabor, en el valle Las Tejas, tres kilómetros al suroeste de la ciudad de Matagalpa. Sus hijas deben viajar diario para asistir a clases. En condiciones normales, la ruta las deja cerca del centro escolar; sin embargo, por los tranques en la salida del departamento, deben caminar casi un kilómetro.
En el sector suroeste de la ciudad, los manifestantes han establecido barricadas en diferentes barrios, bloqueando el tráfico en calles que conducen a los tranques, para impedir el acceso de los paramilitares que durante las noches se movilizan en camionetas y disparan contra ellos.
“Nosotros apoyamos (la protesta), pero tenemos que caminar todo este trecho… y no hay problemas en el tranque, sino que con los furgones que se quedan parqueados, (los choferes) acosan a las niñas y nos toca andar con nuestras hijas de arriba para abajo”, cuenta Centeno, mientras hace un alto en el camino para hablar con LA PRENSA.
Centeno lamenta la inseguridad ciudadana y dice que a uno de los maestros de su hija, lo asaltaron en un barrio céntrico y “yo sé que no son los muchachos de los tranques, pero por otros lados se andan aprovechando, entonces andamos con miedo en las calles”.
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El marido de Centeno es mecánico y trabaja principalmente reparando maquinaria pesada. “No puede salir a la montaña porque hay tranques por todos lados”, dice ella, agregando que “si (los manifestantes) miran esa maquinaria las queman creyendo que son de las alcaldías”.
“Nosotros apoyamos porque, como dicen ellos (manifestantes) es para vivir mejor en un futuro, pero sí, ahorita nos están haciendo bastante papilla… esperando en Dios que esto se componga pronto”, agrega Centeno.
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Por su parte, Yamileth Blandón lamenta que por los tranques en la salida a Managua no ha podido llevar a clases a su hijo de siete años. Viven en el barrio Sol de Libertad, en Waswalí. “No lo puedo traer porque el niño padece de asma, no puede agitarse y eso de caminar mucho le afecta bastante”, dice.
Este jueves, Blandón viajó a Matagalpa a comprar algunas provisiones. Coincide con Centeno al apuntar que “todavía no se ve” desabastecimiento en el comercio en la ciudad.
Sin embargo, en el barrio Sol de Libertad, donde reside Blandón, no hay servicio de agua potable domiciliar y “el problema es que con los tranques no han llegado las pipas y estamos sin agua porque no hemos podido
comprarla”.
Otros tranques
En el departamento de Matagalpa, pobladores autoconvocados mantienen tranques permanentes en los municipios de Matiguás y Río Blanco.
En estos lugares, los manifestantes bloquearon totalmente el tráfico durante una semana completa y permitieron el paso vehicular durante media hora en la noche del miércoles 6 de junio. Luego volvieron a cerrar la vía.
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Mientras que en El Comején, municipio de Rancho Grande, y la comunidad El Diamante, en el kilómetro 161 de la carretera entre Matagalpa y El Tuma-La Dalia, los tranques son escalonados y este jueves permitían el paso vehicular cada cinco horas. Antes era cada dos horas.
Asimismo, en el puente de Sébaco, los pobladores mantenían un tranque escalonado, permitiendo vía libre cada dos horas. Sin embargo, anunciaron el bloqueo total del tráfico desde las 2:00 p.m. de este jueves.