Desde hace una década, Nicaragua ha tenido un promedio de entre seis y ocho jóvenes firmados cada año para el beisbol profesional. Y como también son dados de baja entre seis y ocho anualmente, eso hace que el universo de nicas firmados oscile entre 25 y 30.
Nuestras cifras son ridículas en comparación con países como República Dominicana y Venezuela que son potencias en lo que a producir talentos se refiere. Incluso Colombia y Panamá nos aventajan claramente, lo mismo que Cuba, a pesar de estar limitada a sus deserciones.
Treinta prospectos son firmados en Dominicana o Venezuela en las primeras horas del día 2 de julio de cada año. Esa es la fecha que hace elegibles a los jugadores que cumplieron los 16 años y que podrían comenzar a jugar en la siguiente temporada ya con 17.
¿Cuántos nicas podrán firmar este año? Es difícil preverlo, más en las condiciones actuales del país, las que limitan el arribo de scouts de las distintas organizaciones. Sin embargo, si se llega a los habituales seis u ocho, se mantendría el ritmo histórico en este sentido.
Hay prospectos como Milkar Pérez y Gerald García, por ejemplo, que son firmas seguras. Pérez tiene linaje beisbolero. Es hijo de Marcelino Pérez y sobrino de Epifanio. Pero mejor aún, es un bateador de poder, con un físico estupendo y un brazo poderoso, que es entrenado por Wilfredo Blanco.
García es un tirador zurdo de buena velocidad y visible evolución en sus disparos de quiebre. Es entrenado por el dominicano Rodney Rodríguez, un experto en envíos de rompimiento quien ha ayudado mucho a este carabinero de Terrabona, Matagalpa.
Y hay más chavalos que deben llamar la atención, pero por ahora es difícil determinar cuántos darán el salto al beisbol rentado, en un intento de atrapar el sueño de ser big leaguer.
Ahora, más que la situación actual del país, nuestra gran debilidad es la carencia de un plan de desarrollo de prospectos que respondan a los estándares de los equipos de Grandes Ligas, algo que aún no hemos logrado concretar.