A los traumas que miles de nicaragüenses vienen arrastrando desde que culminó la guerra civil de los años ochenta se están sumando nuevos traumas originados por la violencia extrema que Nicaragua sufre desde el pasado 18 de abril, advierten especialistas en salud mental.
Debido a que en el país nunca se prestó la debida atención a los traumas posguerra, ahora están aflorando, explicaron los especialistas.
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Así es que vemos a personas convencidas de que se encuentran “luchando contra otro ejército armado cuando la realidad no es esa”, señala el psicólogo clínico Róger Martínez. “Vemos los fantasmas mentales que las autoridades han despertado en sus fuerzas (paramilitares) para utilizarlas contra la resistencia cívica y desarmada de un pueblo pacífico. Realmente han jugado con la mente de estos individuos para usarlos en su beneficio”, sostiene.
La psiquiatra Gioconda Cajina considera que si a una persona con traumas de guerra se le dice “ese es tu enemigo” y se le coloca un arma en la mano, “sencillamente la dispara”.
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Claro que no todos esos “fantasmas” han devenido en violencia; otros nicaragüenses simplemente están reviviendo los malos recuerdos de los años setenta y ochenta, como si de nuevo estuvieran ocurriendo las viejas tragedias, apunta la psiquiatra.
Nuevos traumas
El estar sometidos constantemente al horror y a la barbarie dejará secuelas en los nicaragüenses, afirman los especialistas. Y a mediano o largo plazo la manifestación de los traumas es impredecible. “Son cosas que quedan guardadas en el inconsciente y en un momento de la vida se pueden activar y generar conductas no racionales y no deseables. No se puede saber cómo va a reaccionar una persona, con pánico o con violencia, sino hasta que la situación se presenta”, explica Cajina.
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Martínez considera que los traumas que ahora mismo están naciendo podrían manifestarse en desconfianza hacia las autoridades, búsqueda de venganza, resentimiento social hacia un grupo ideológico o bien en “permanentes reproches hacia aquellos que se cree no hicieron lo que tenían que hacer para evitar esta masacre, como el Ejército”.
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Nicaragua corre el riesgo de salir de la crisis convertida en una sociedad más violenta. Para Martínez, eso podría evitarse con “la gestión humana de un nuevo gobernante que ayude a todos los nicaragüenses a ir dejando atrás todo esto”.
Recomendaciones
La crisis que el país vive está afectando el sistema nervioso central de los nicaragüenses y causando trastornos de sueño y alimentación, fobias, depresión y retraimiento social. Los especialistas recomiendan dormir para “recargar las baterías” del organismo, dejar el alcohol y el cigarro y contar con grupos de apoyo para desahogarse. Como distracción, se aconsejan actividades físicas y colectivas y no recreaciones en el celular, con el que se informan sobre la crisis.