Cristofer González ya hizo lo más complicado: noquear al mejor 108 libras hasta hace tres meses, el japonés Daigo Higa. Ahora su primera defensa (18 de agosto) será exigente, pero no igual que el combate convertido en gesta ante el nipón. Paddy Barnes no será favorito contra González, tampoco deberá contar mucho el rival en común: Eliecer Quezada.
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El Látigo ganó una decisión dividida ante el Huracán Quezada en Nicaragua. Fue un combate vibrante, puso al público de pie y ambos peleadores salieron lastimados. La pelea había conseguido firmar una segunda parte, la cual se canceló por una lesión en la rodilla de González y luego la oferta por título mundial contra Higa.
Barnes, ganador de medallas olímpicas, también midió sus fuerzas el año pasado contra Quezada. Ese combate gustó mientras duró. Seis asaltos fueron suficiente para que Barnes noqueara a Quezada, guerrero en todo momento. No obstante, desde el combate contra Higa hay un antes y un después en la carrera de González.
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González entrenó cerca de tres meses con una motivación única, era el sueño de niño, el despegue de la pobreza y la escritura de su nombre en los libros de historia. Ese Látigo no se había visto nunca antes, ese Látigo también hubiese liquidado a Quezada. Por las características de Barnes, más fajador que correlón, es un oponente bien seleccionado para el campeón nicaragüense. Tiene historia, credibilidad y grandes proyecciones, un nombre al que González absorberá y acrecentará su legado, el cual apenas inicia.