La seguridad pública que vendía al mundo el gobierno antes del 18 de abril, era comprada. Los delincuentes han estado, asalariados por el “Gobierno de Reconciliación” para hacer uso de ellos en sus necesidades inmediatas de represión.
Vimos en el INSS contra ancianos, estudiantes, golpeando, robando a la vista y resguardo de policías; vimos en los plantones de las rotondas las protestas antifraude y plantones los miércoles frente al CSE. La Policía nunca detuvo culpables de estas agresiones, aun contando con pruebas fehacientes contra los autores. Ahora los vemos a diario haciendo incursiones terroristas en Managua, León, Masaya, Nindirí, Jinotega, Matagalpa, Bilwi, etc., armados con AK, escopetas, pistolas, escoltados por policías uniformados, flanqueados por nueva camionetas Hilux compradas con el erario nacional. Han atacado hasta cementerios contra deudos que entierran las víctimas que paramilitares han causado.
Los vemos llevando a cabo atrocidades como la ocurrida la mañana del 16 de junio del 2018, genocidio que se dio lugar en Managua, incendiando una vivienda con toda una familia de 7 miembros dentro de la casa. Un sobreviviente señala y culpa las hordas criminales policiales como autores materiales de esta barbarie. Cuatro adultos cristianos, dos niños de meses de edad calcinados.
Las maras en el triángulo norte de Centroamérica no perpetran esas masacres contra inocentes, se matan entre ellos y la policía en sus barrios en lucha de poder y delincuencia. Aquí las hordas del gobierno lo hacen por una paga, por un salario de sangre. Triste realidad, maras de Nicaragua nos gobiernan y nos reprimen.
Estas barbaridades las hacen con finalidad de provocar reacción de violencia recíproca de la población desarmada, para tener una excusa para mayor represión con apoyo de la Policía, paramilitares, Ejército. Lo mismo buscan en la mesa del diálogo, llevando acusaciones, amenazas contra los miembros de la sociedad civil, achacándoles fechorías, crímenes de las hordas delincuenciales, buscando provocar con esta actitud que se levanten y abandonen la mesa de diálogo, para así, el Gobierno montar otro diálogo, pero ahora con sus secuaces y sin la Iglesia.
No respetaron la manifestación del Día de la Madre, en honor a las madres de los caídos, asesinando e hiriendo a más de 30 personas. Estos matones ¡no tienen madre!
Es fuera de mi comprensión imaginar qué clase de criminal puede ordenar actos barbáricos como los ya vividos y estar en estos momentos, mientras escribo, almorzando tranquilamente en la madriguera donde se refugia después de haber saciado su sed de sangre, con la sangre de nuestros mártires.
El autor es ingeniero
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