Ante las graves denuncias de violaciones a derechos humanos, que enfrentaron en foros internacionales sus respectivos regímenes, la defensa de Daniel Ortega se asemeja a la de Anastasio Somoza Debayle, el último de los Somoza. Tanto el comandante sandinista como el general se quejaban de que la situación del país se podía explicar en que grupos buscaban la ruptura del orden constitucional sobre el que descansaba su poder.
El canciller Denis Moncada Colindres, ante el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), acusó este viernes que “grupos interesados en la desestabilización y ruptura del orden constitucional del país, ajenos a la reivindicación social, dieron lugar a partir de ese día (19 de abril) a una asonada, que devino en estragos, incendios, saqueos y motín”.
Así el funcionario respondió en el plenario del consejo permanente de la OEA al sólido informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que responsabilizó al gobierno de Nicaragua por el uso excesivo de la fuerza policial en manifestaciones pacíficas desde abril pasado, en que reportaron 212 muertos y 1, 337 heridos.
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Moncada calificó el informe de la CIDH como “parcializado” y “sesgado” en un intento de deslindar responsabilidades del gobierno en los hechos de violencia contra la ciudadanía que, de acuerdo a los familiares de las víctimas, ejerció la Policía, fuerzas paramilitares y grupos de choque del orteguismo.
Para marcar una diferencia con la época de Somoza, el canciller de Ortega dijo que la situación del país la detonó la divulgación de una “noticia falsa”, la muerte de un universitario, pero no brindó mayores detalles sobre este hecho en particular. “En Nicaragua hay absoluta libertad de expresión y más bien se abusa de ella, divulgando noticias falsas que mantienen en zozobra a la población y provocan hechos delictivos”, sostuvo Moncada, en un discurso que fue calificado como cínico por opositores y miembros de la sociedad civil.
El discurso del canciller Denis Moncada Colindres ante la OEA (2018)
El discurso del canciller Julio Quintana ante la OEA (1978)
La defensa de Somoza
Cuarenta años atrás, en la agonía del régimen somocista, Julio Quintana, el ministro de relaciones exteriores de Anastasio Somoza Debayle, afirmó el 11 de febrero de 1978 que había fuerzas extrañas que buscaban causarle daño a la administración que representaba.
Somoza fue derrocado por un pueblo armado y el Frente Sandinista de Liberación Nacional en julio de 1979. Uno de los protagonistas de aquellos días fue Ortega, que gobernó el país formalmente entre 1984 y 1990 en un prime período de gobierno. El comandante sandinista gobierna el país desde 2007 y, a partir de abril, miles de ciudadanos pacíficamente le piden en las calles su dimisión tras la brutal represión contra las protestas.
Quintana planteó sus ideas en una carta que dirigió al entonces presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Andrés Aguilar. La misiva puede ser leída en un informe sobre Nicaragua, público en la página de la Organización de Estados Americanos, en el cual se expone que en junio de 1978 se habían recibido denuncias de la captura de 338 campesinos por la Guardia Nacional, entre 1975-1977.
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Ese mismo documento de la OEA, especifica que solo 17 de los 338 fueron puestos en libertad, después de haber estado encarcelados durante 18 meses sin haber sido sometidos a juicios “y de las 321 restantes no se tienen desde entonces noticias, presumiéndose que estén muertos”.
“La actual situación que impera en mi país y que ha sido distorsionada por fuerzas extrañas con fines politicos y difundidas al exterior con el propósito de desprestigiar al país y al gobierno legítimamente constituido, de manera alguna pudieran traer graves consecuencias a la vigencia de los derechos humanos que mi gobierno respeta y promueve”, dijo Quintana en defensa de Somoza Debayle, cuyo régimen fue finalmente derrocado el 19 de julio de 1979.
Ven actos terroristas
Igual que el régimen de Ortega, que calificó como terrorismo los actos en su contra, Quintana hizo también lo propio en aquel 1978.
“A pesar del terrorismo y la violencia empleados por quienes tratan de alterar el orden constitucional establecido y del que también no son ajenos la casi totalidad de los países del mundo, la libertad, la seguridad y el orden democrático constitucional imperan en Nicaragua por la voluntad popular y el consenso de los ciudadanos que han repudiado los actos vandálicos acaecidos recientemente”, afirmó Quintana.
El resto es historia en el caso de Somoza Debayle. El 24 de junio de 1979, la OEA aprobó una resolución en que condenó al régimen y se pidió su reemplazo definitivo e inmediato, así como un plan de pacificación. El 17 de julio de ese mismo año, el general abandonó el país. Dos días después hubo revolución.