Las actividades que se realizan en el marco de las festividades tradicionales de Chinandega, en honor a Santa Ana, fueron suspendidas ante el temor y la zozobra que se vive por la crisis sociopolítica en el país. Entre las actividades están la elección de abuelitos, la Feria del Maíz, el desfile hípico tradicional, la exposición de arte sacro y la serenata.
Monseñor Jaime Guillermo Ramos, párroco de la iglesia de Nuestra Señora de Santa Ana, comentó: “Son fiestas religiosas que no impiden se desarrollen dentro del templo, ahora más que nunca nuestros obispos nos piden rezar. Eso sí que serán más fervorosas y menos bulliciosas porque los cohetes (pólvora) crean traumas en nuestros fieles”, mencionó el religioso durante las celebraciones a la imagen del Perpetuo Socorro, en el barrio 12 de Septiembre.
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El programa de actividades indica que a partir del 1 de julio inicia la peregrinación de la imagen por distintos barrios, “La Pitada” está prevista para el 8 de julio y las solemnes novenas desde el 17 al 25 de julio. “La bajada, vigilia de oración y la procesión (se realizará) en menos cuadras la tarde del día 26 de julio”, agregó Ramos. El horario de las misas vespertinas se han modificado. Ahora son a partir de las 4: 00 de la tarde.
Las esclavas de Santa Ana, que organizan la Feria del Maíz, requieren de una inversión económica que por ahora no está disponible.
La parroquia de Santa Ana, que se considera la próxima catedral chinandegana, se ubica en el costado norte del parque central –Monseñor Vélez-, contiguo a la delegación policial que está resguardada con trincheras de sacos con arena y agentes policiales que las custodian.
Desfile hípico cancelado
Ricardo Aguilar, presidente de la Asociación de Caballistas en Chinandega dijo que la junta directiva decidió cancelar el hípico en la ciudad ante la situación que se vive en el país.
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El desfile hípico permitía la visita de caballistas del sector norte del istmo centroamericano y de chinandeganos que laboran en los Estados Unidos.
En Chinandega, los enfrentamientos y la represión de fuerzas policiales y paramilitares contra pobladores que levantan tranques como demanda y presión para democratizar al país, han dejado siete personas muertas. En la ciudad se registra la invasión de tierras y el asedio nocturno de encapuchados que lanzan morteros y balazos en los barrios.