En los portones de la cárcel más famosa y temida de Nicaragua se ha establecido una especie de campamento de mujeres, principalmente. Son madres y familiares que día y noche piden libertad y justicia para los suyos.
Cuando fue el centro de tortura de Somoza se llamó La Loma. Años después pasó a ser El Chipote, nombre del mítico cerro de Nueva Segovia donde el general Augusto C. Sandino tuvo su cuartel general y donde libró encarnizadas batallas contra el Ejército de Estados Unidos, según una publicación del 10 de mayo de 2015, del Diario LA PRENSA.
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Actualmente es la Dirección de Auxilio Judicial de la Policía. Y desde abril pasado ha vuelto a ser el lugar más temido por muchas familias nicaragüenses que llegan en busca de uno o varios de sus seres queridos capturados de forma ilegal o suplicando que “no les hagan nada”, que los dejen en libertad.
Las listas de detenidos en las celdas de Auxilio Judicial, mejor conocidas como El Chipote, no permanecen vacías. Desde que inicio la crisis sociopolítica en el país, son tantos los arrestados que salen como los que entran a diario. Llegan sin acusaciones y una vez dentro, les formulan decenas de delitos en su contra, según han reportado familiares y organizaciones que brindan asesoría legal.
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En su mayoría son hombres de diferentes edades los retenidos o secuestrados, pero también hay mujeres, embarazadas y menores de edad. Los primeros detenidos en abril eran solo de Managua. Ahora hay de Jinotepe, El Crucero, Tipitapa, Sébaco, Matagalpa y otros lugares del país.
Después de tres días sin saber de su paradero, los familiares de Modesto Antonio Machado Urrutia, de 18 años, llegaron de Sébaco a El Chipote, en Managua. Según una tía del joven, Machado Urrutia salió el sábado 1 de julio de su casa en horas de la mañana, rumbo al centro de Sébaco, iba a cortarse el pelo, y no volvieron a saber de él. A través de las redes sociales se enteraron de que el joven lo habían capturado y trasladado a Managua personas encapuchadas.
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“Él no había participado en nada, en ninguna marcha, porque había estado en León, estaba haciendo un curso de panadería. Cuando volvió (a Sébaco) fue que se lo llevaron”, dijo la tía de Machado Urrutia, que prefirió ocultar su identidad.
Afuera de El Chipote parece un pequeño campamento de mujeres, en su mayoría. Con pancartas, panfletos, lágrimas y gritos piden que liberen a sus hijos, esposos, nietos, hermanos o primos. Atentas a cualquier señal corren hacia el portón con esperanza de tener noticias o simplemente para que los oficiales a cargo les reciban los alimentos para su familiar en cada tiempo de comida.
Cuando no pueden más con el cansancio y el desánimo se turnan con los demás en los cartones, sillas o con suerte alguna hamaca en la que puedan reposar. Lo último en lo que piensan es en irse. Temen que en el momento que ellas se muevan haya alguna noticia o el milagro que esperan: que su familiar salga en libertad y con vida.
La misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que llegó a Nicaragua encabezada por su secretario ejecutivo, Paulo Abrao, y la relatora para Nicaragua, comisionada Antonia Urrejola, hicieron una visita a El Chipote.
Ellos llevaron una lista con los nombres de los detenidos y fue así que pidieron a las autoridades policiales entrevistarse con ellos para conocer su testimonio y las condiciones en las que se mantienen los reos. Además tuvieron una reunión con las autoridades del recinto en la que expusieron la necesidad de implementar algunas medidas para mejorar las condiciones de los detenidos.
Como una de las medidas de desesperación las madres que preguntan por sus hijos en las afueras de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) protestan con las manos encadenadas, sentadas y hasta sin calzado, en los portones de El Chipote.
“Las cadenas son una forma de solidaridad con nuestros hijos y todas esas personas que están detenidas ilegalmente, asimismo es una manera de pedir justicia”, dijo en su momento Mayra Tijerino, mamá de uno de los jóvenes que estuvo detenido en las temidas celdas donde torturan a quienes protestan contra Daniel Ortega.
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