Un incendio en la Reserva Biológica Indio Maíz, de relevancia internacional, prendió la llama de los universitarios, que sorprendieron a la sociedad nicaragüense al tomarse las calles, protestar y cuestionar al Gobierno que desde el primer momento reprimió a los jóvenes por medio de fuerzas policiales. De esa agresión, este jueves se cumplen tres meses.
Los universitarios resistieron ante la provocación de una contramarcha que la Juventud Sandinista convocó para ese mismo día y lugar (de la Universidad Centroamericana hacia la Asamblea Nacional), por lo que los jóvenes autoconvocados caminaron hacia la Plaza de Las Victorias, donde fueron arremetidos por un contingente de antimotines que los superaba en número y fuerza.
Una de las participantes era Madelaine Caracas, quien ahora es una de las voces que expone la represión gubernamental que viven los nicaragüenses a manos de grupos paramilitares, que gozan de impunidad.
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Caracas no pude describir el terror que sintió cuando tenía enfrente a los antimotines, quienes protegían a los simpatizantes del Gobierno, mientras que a ellos les gritaban y empujaban. La joven no se imaginaba al igual que Nicaragua entera todo lo que vendría después: una ola de violencia, represión, torturas, desapariciones, capturas ilegales y otros.
La joven universitaria asegura que ella se involucró en la marcha por Indio Maíz, no solo por el sentido de protección a la Tierra y las comunidades indígenas, además, por un sentido político porque estaba indignada de ver cómo el presidente del país-Daniel Ortega- estaba tomando acciones arbitrarias y al igual que ella, muchos otros también lo hicieron bajo ese mismo sentir.
Al igual que Caracas, Flavio Latino, también universitario, participó de esa primera marcha. Él explica que la represión propinada por el Gobierno ante la demanda de justicia y la democratización del país, por parte de la mayoría de los nicaragüenses, ha sido “totalmente reprochable”, y refleja la verdadera identidad del partido. Asimismo, critica que el Gobierno se haya enriquecido durante años a costa del pueblo mientras ha dejado a las comunidades más vulnerables olvidadas, como es el caso de los indígenas.
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Después de esa primea marcha, que exigía respuesta al Gobierno ante el manejo de la crisis ambiental de la reserva, el Gobierno arreció la represión e inició una política de terror a manos de paramilitares, bajo el resguardo de la Policía Nacional, que ha dejado más de trescientas muertes, según conteo de organizaciones de derechos humanos.