Bajo un fuerte despliegue policial en conjunto con grupos de paramilitares, el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo realizó la 39 edición del repliegue táctico hacia Masaya; que por primera vez en 39 años no finalizó en la placita del histórico barrio indígena de Monimbó.
Esta vez no hubo gigantescas y coloridas tarimas, como en años anteriores, solo unos pocos toldos colocados a lo largo de la Carretera hacia Masaya, que en conjunto con simpatizantes del Gobierno saludaron a la caravana en la que se movilizaba el presidente designado por el poder electoral, Daniel Ortega.
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La entrada y las calles principales de Masaya estaban fuertemente resguardadas por policías y antimotines, incluso desde las torres de la fortaleza El Coyotepe, los oficiales fiscalizaban la marcha.
Por primera vez en 39 años, Daniel Ortega no entró al barrio histórico de Monimbo. @laprensa pic.twitter.com/N1BW51DVe3
— Cinthya Torrez (@cinthyabri) 13 de julio de 2018
Esta institución, que ha sido señalada por la población por reprimir a la protesta pacífica, resguardó a los simpatizantes del Gobierno y como una muestra de su apoyo, en su brazo izquierdo portaban una cinta con la leyenda 39/19.
Mientras Ortega saluda al comisionado general, Ramón Avellan, se escuchan ráfagas de balas en el sector del parque central. @laprensa. También un dron vuela sobre Monimbo. pic.twitter.com/78Uycfh5FH
— Cinthya Torrez (@cinthyabri) 13 de julio de 2018
Mientras Ortega entraba en el cuartel de la Policía Nacional, los monimboseños se mantenían alertas. Después, se inició un ataque por el sector de países bajos, cerca al parque central. Las ráfagas y disparos resonaban, incluso, una de las balas perdidas llegó hasta la Placita de Monimbó. No se reportaron heridos.
Se escuchan fuertes ráfagas y disparos en el sector del parque central. Monimbo permanece alerta. @laprensa
— Cinthya Torrez (@cinthyabri) 13 de julio de 2018
Por su parte, los monimboseños mantuvieron las barricadas firmes sobre la calle central del histórico barrio. El riesgo ante un ataque sigue latente, y en especial, con el fuerte contingente policial y paramilitar que Ortega desplegó para entrar a Masaya.