Pese al temor infundido por los paramilitares orteguistas en Nicaragua, cientos de miles de personas volvieron este jueves a las calles en varios departamentos para exigir —una vez más— la renuncia de Daniel Ortega y su séquito.
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En Managua, la denominada marcha Juntos somos un volcán transcurrió sin mayores incidencias. También en Masaya, los pobladores del barrio indígena de Monimbó salieron de sus trincheras y recorrieron las calles para rechazar el repliegue que Ortega convocó este viernes hacia esa ciudad.
Con la marcha Juntos somos un volcán, encabezada por la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia en Managua, inició una jornada de protestas de tres días para exigir justicia, democracia y elecciones anticipadas en Nicaragua. Este viernes el país amanece en paro nacional y el fin de semana se desarrollarán caravanas en varios departamentos.
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Además de las banderas azul y blanco, que se han convertido en el símbolo de la protesta del pueblo, un grupo de jóvenes portaba cruces con manchas rojas, en simulación a salpicaduras de sangre y con leyendas como “integridad de los ecosistemas”, “derechos de la niñez”, “autonomía universitaria”, “te vas por violador”, como una crítica a la violación que Ortega ha hecho en contra de los derechos que debería garantizar y respetar.
Otro grupo de jóvenes portaba una manta con los rostros impresos de una parte de las víctimas que ha dejado la represión gubernamental, ejercida por grupos paramilitares y oficiales de la Policía Nacional. Según organismos de derechos humanos, los asesinatos superan las trescientas personas.
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Pero ni el sol de mediodía ni la lluvia repentina bajaron el ánimo de los manifestantes; una delegación de Masaya danzaba como si fuese una celebración de San Jerónimo, al son de filarmónicos con sus máscaras tradicionales.
Un joven gritaba: “¡De que se van… se van!”, le replicaba la multitud, y en aras de generar más entusiasmo, el joven volvía a preguntar a la población: “¡Y ¿si no se van? Los sacamos!”, respondían los autoconvocados. Uno de los asistentes era Gustavo Pérez, quien al preguntarle el porqué se había sumado a la marcha, dijo: “Para que se vaya Ortega”. A la vez, agregó, que “aunque hay temor, también hay un compromiso con la patria, que es Nicaragua libre”.
“Que Daniel se vaya, que ya no lo queremos aquí, porque es un asesino”, dijo doña Dora Guillén. Ella ha asistido a las anteriores marchas y manifestaciones que han sido atacadas por las hordas de Ortega, siendo la más terrible la marcha del Día de las Madres, el pasado 30 de mayo, la cual dejó un saldo de 18 víctimas mortales.
En los departamentos
Por su parte, en el barrio indígena de Monimbó los manifestantes insistieron en la renuncia de Ortega, mientras pasaban cerca de la rotonda de San Jerónimo, que es vigilada por encapuchados y policías. La manifestación concluyó en la placita Pedro Joaquín Chamorro, de Monimbó, bajo un aguacero.
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También en horas de la tarde, en Chinandega, pobladores autoconvocados marcharon por las calles del centro de la ciudad. Morteros y consignas resonaron a lo largo del recorrido que culminó frente al templo de Guadalupe, sitio donde horas antes se realizó un plantón.
Mientras tanto, en Granada se realizaron dos marchas: una de la población autoconvocada y otra de simpatizantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
El mensaje de los autoconvocados fue en respaldo a los obispos y a la Iglesia católica. Pidieron a Dios por los secuestrados, detenidos y las familias que sufren por sus seres queridos. En cambio, la marcha del FSLN se centró en vitorear a Daniel Ortega y asegurar que no se va del poder. Los asistentes eran solo trabajadores del Estado. Varios consultados dijeron que están obligados a ir mañana al repliegue.
351 ciudadanos han sido asesinados en Nicaragua desde el 19 de abril hasta el 11 de julio, según el último informe de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH).
Orteguistas han atacado las marchas
En las marchas de los últimos meses, los paramilitares orteguistas y la Policía Nacional han atacado a los manifestantes, dejando una estela de sangre y muerte entre la población civil.
Durante la Marcha de las Flores, en Managua, un vendedor ambulante perdió la vida durante un ataque perpetrado por turbas orteguistas.
Asimismo, en la Marcha de las Madres, 18 personas fueron asesinadas en varios puntos del país, siendo esta la masacre más grandes a manos del orteguismo.
(Con colaboración de Noel Gallegos, Lucía Vargas y Saúl Martínez)