Aunque el Ejército de Nicaragua aseguró la semana pasada que tiene control del armamento estrictamente de uso militar, el viernes reciente durante la represión en Masaya, tras llegada de Daniel Ortega a esa ciudad, nuevamente salieron a luz las armas de guerra de alto calibre. Estas armas también fueron usadas contra estudiantes atrincherados en la Universidad Nacional Autónoma de Managua, quienes fueron replegados a la Parroquia Jesús de la Divina Misericordia.
En Masaya el armamento fue utilizado por la Policía, lo cual va en contra del procedimiento y en el caso de la UNAN-Managua videos muestran que fueron paramilitares.
En Masaya, supuestos miembros de la Dirección de Operaciones Policiales (DOEP) se desplazaron el viernes por calles de esa ciudad con armamento de guerra, que según especialistas utilizaban, entre otros, Catatumbo, un fusil para francotirador, del cual existen cinco versiones y calibres diferentes, “todos construidos con un alto porcentaje de piezas en polímero que lo hacen altamente resistente y liviano”.
“Están equipados con miras telescópicas bielorrusas, sistema de acerrojado manual y con partes intercambiables en sus diferentes modelos”, dice el informante, según la versión que ofrecen los fabricantes, la industria bélica Cavim de las Fuerzas Aéreas Bolivarianas de Venezuela.
Lea además: Hagamos Democracia emplaza al Ejército a desmantelar a paramilitares
Igualmente, ese grupo de la DOEP también portaba lanzacohetes RPG-7, de fabricación rusa, y que en las imágenes que circulan en las redes sociales se aprecia que uno de ellos va cargado con el cohete y que es utilizado contra tanques blindados, fortificaciones ligeras y nidos de ametralladoras.
También se usó el famoso Dragunov y la escopeta lanzagranadas M-79, entre otros, que ya ha sido empleados para reprimir manifestaciones en otras zonas del país.
El secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH), Álvaro Leiva Sánchez, recordó que ya está establecido cuál es el arma de reglamento de la Policía Nacional, que deberían ser armas cortas, y en ningún momento fusiles de guerra. Además hay un protocolo para casos de protesta, “pero no un RPG-7, que es un arma de alto calibre y poder, de guerra”, cuestionó el defensor de derechos humanos.
Puede interesarle: Consejo Permanente de la OEA sesionará nuevamente este martes para abordar la crisis en Nicaragua
Al utilizar armas que están fuera de los protocolos de actuación de las fuerzas públicas, así como los procedimientos para tratar una protesta cívica, “está fuera de la Constitución y de las leyes”, atajó Leiva.
Con la utilización de armas de guerra el Gobierno le está violentando a la población el derecho fundamental, que es el derecho a la vida, sostuvo el defensor de derechos humanos.
En el comunicado emitido la semana pasada, el cuerpo castrense sostuvo “que tiene control absoluto de su personal, armamento y medios de todo tipo” y que “no existe un solo hecho donde esté involucrado personal de nuestra institución en actividades de orden público”.
Armamento militar en manos de paramilitares
No solo la DOEP ha sido captada con ese tipo de armamento, lo que es peor, los paramilitares que atacaron con furia la UNAN-Managua y la iglesia Divina Misericordia usaban armas de guerra similares e incluido las AKM, fusil de asalto con tambor que les permite cargarlo con 75 a cien proyectiles.
Lea además:Más presión a Daniel Ortega en OEA por masacre en Nicaragua
Con el tambor, dice un experto que prefiere no ser citado, el tirador tiene mayor poder de fuego, pues el magazín carga tan solo veinte proyectiles.
El pasado 8 de julio durante los hechos sangrientos represivos en Carazo, los paramilitares que allí incursionaron portaban “ametralladoras pesadas. PKM y lanzacohetes RPG-7, igualmente para ser empleadas para una guerra convencional”.