El Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó ayer las previsiones de crecimiento económico de Centroamérica de este año al 3.3 por ciento, seis décimas menos que lo que calculaba en abril, debido principalmente a la incertidumbre política que se vive en Nicaragua.
“La incertidumbre política en Nicaragua y las interrupciones temporales del sector de la construcción en el peso de la demanda interna de Panamá llevan a una pequeña revisión a la baja en 2018”, indicó el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner, en su actualización de las perspectivas económicas regionales.
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Sin embargo, el FMI sí aumentó levemente las expectativas económicas de la región para 2019 hasta el 4.1 por ciento, una décima más que lo previsto hace tres meses.
En este sentido, Werner detalló que el sólido crecimiento de Estados Unidos y las mayores remesas asociadas con la incertidumbre sobre las políticas migratorias futuras de ese país hacen que América Central y la República Dominicana sigan creciendo a buen ritmo.
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De hecho, el organismo multilateral reflejó en su análisis que el buen papel de Estados Unidos continúa beneficiando a los países de la región “con vínculos cercanos” a la nación norteamericana.
Del mismo modo, los precios más altos de las materias primas, con una inflación en EE.UU. que se situó en el 2.9 por ciento en junio, “brindan apoyo a los exportadores” de estos bienes de la zona, de acuerdo a las palabras de Werner.
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Por otro lado, el Fondo proyectó una inflación de un millón por ciento para Venezuela y una caída del 18 por ciento del Producto Interno Bruto.