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Las masacres estudiantiles

Los estudiantes han sido masacrados por fuerzas gubernamentales en dos ocasiones: en 1959 y en 2018. En la primera, un 23 de julio, la agresión duró 35 segundos, causó 4 muertes y más de 50 heridos. El presidente Somoza mandó ambulancias con sangre para los heridos. No fue seguida ni de persecuciones ni de detenciones. En la actualidad, la represión lleva ya más de tres meses. Como resultado de la misma, ya pasan de 300 los muertos y de 2,000 los heridos. Ha habido torturas, y los estudiantes, y los ciudadanos que les acompañan, son perseguidos y encarcelados. Principalmente al comienzo, hospitales públicos les negaron atención a los estudiantes heridos. Ortega y Murillo han llamado vándalos y delincuentes a los estudiantes.

Resulta interesante analizar las características y el papel de las autoridades universitarias en ambas masacres.

Hay que comenzar diciendo que las directivas estudiantiles, el CUUN en la UNAN-León, forman parte del gobierno universitario. En 1959, las autoridades, incluyendo las directivas estudiantiles, ocupaban sus cargos de manera legítima, pues eran fruto de elecciones limpias. Las autoridades enfocaban su trabajo hacia el bien de la nación y la formación integral de los estudiantes. Había orden; mucho apego a la ley. Autoridades y estudiantes compartían los anhelos de democracia, justicia y autonomía universitaria.

En la actualidad, las autoridades y los dirigentes del CUUN ocupan sus cargos de manera ilegítima, pues surgen de elecciones totalmente amañadas. La última vez ya ni elecciones hubo en León, pues había una sola fórmula: la del partido gobernante. Autoridades y CUUN consideran que su papel fundamental es servir al partido gobernante. Con este fin, han sistemáticamente violado la Constitución y la ley, a conveniencia del partido. La libertad de pensamiento, el espíritu crítico y la autonomía universitaria les resultan intolerables, pues ponen en riesgo el control partidario sobre las universidades.

Frente a la agresión a los estudiantes, en 1959 las autoridades los defienden. En el presente año, lejos de eso, se da el hecho bochornoso y grotesco que dirigentes del CUUN participan en la agresión a estudiantes. Las autoridades facilitan la agresión, poniendo a la orden de los agresores vehículos y personal. Los estudiantes mencionan que algunas autoridades alentaron la agresión.

Los estudiantes merecen estudiar en paz; tener autoridades que verdaderamente les ayuden a formarse y que efectivamente velen por su dignidad, y que nunca más vuelvan a ser reprimidos. Eso se consigue, no creando una “oficina de seguridad”, como se acaba de hacer en la UNAN León, sino instaurando ya en Nicaragua la democracia y el Estado de derecho, y restableciendo plenamente la autonomía universitaria.

El autor es médico leonés.

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