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La “normalidad” de Ortega

En las entrevistas que dio a FoxNews y Telesur, Ortega dijo que Nicaragua había recuperado “la normalidad”. Es totalmente lógico que todos los nicaragüenses, y textualmente digo todos, nos preguntemos sobre la normalidad, que según Ortega, hemos recuperado.

¿Será que los padres y familiares de los 400 muertos, y más, han “recuperado la normalidad”? Y, léase bien, contamos a todos los muertos, incluyendo policías, paramilitares y simpatizantes de Ortega que, según la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), representan una pequeña fracción del total, pero igual son víctimas de Ortega, y nos duelen.

¿Será que los padres y familiares de los presos han “recuperado la normalidad”? ¿Será que los padres y familiares de los desaparecidos han “recuperado la normalidad”? ¿Será que los padres y familiares de los que han tenido que emigrar, por veredas y puntos ciegos de las fronteras, o legalmente, huyendo de la persecución de policías y paramilitares, han “recuperado la normalidad”? ¿O los enmontañados por la represión en Lóvago y otras partes? ¿Será que los nicaragüenses y sus familias, que han perdido los empleos, por la testarudez de Ortega, quien se niega de manera categórica a dar otros pasos, que no sea la represión, para intentar solventar la crisis, han “recuperado la normalidad”?

Y los empresarios, de todo tamaño, que han visto caer sus ventas y cultivos, tienen dificultades con los créditos y han postergado proyectos de inversión, ¿han “recuperado la normalidad”? Y los policías, obligados a reprimir, sin ningún descanso y acuartelados, que saben han perdido el respeto de la población y hasta son recriminados por familiares y vecinos, ¿han “recuperado la normalidad”? Y los miembros del Ejército, bajo la tensión del acuartelamiento, y sabiendo que en su afán represivo Ortega ha organizado fuerzas armadas irregulares, como guardia personal, que amenazan su institucionalidad y profesionalidad, ¿han “recuperado la normalidad”?

La recuperación de cierto control territorial por parte de Ortega, con base en la represión y terror, no significa que hayamos recuperado la normalidad. Como nos hemos preguntado en otras ocasiones, ¿a qué apuesta Ortega? Sin duda, a salir de los reflectores de la atención internacional, continuar reprimiendo, chantajear a empresarios, perseguir a las ONG. Pero eso no significa que los nicaragüenses recuperemos la normalidad.

Por el repudio popular que desató la represión, la confrontación con la Iglesia católica y la ruptura con los gremios empresariales, en Nicaragua no hay perspectivas de gobernabilidad, paz social, estabilidad y recuperación del crecimiento económico. Las perspectivas son de mayor conflictividad, y así jamás se recuperará la normalidad autoritaria en que vivíamos antes de abril, y a la cual, inútil y afortunadamente, Ortega pretende regresar.

El autor fue candidato presidencial.

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