Fotografías: Óscar Navarrete
No ha sido extraño ver a una muchacha lanzando morteros en una marcha. Al inicio se miraba como un acto de inducción a la lucha, pero después era una labor necesaria que muchas hicieron para defenderse de ataques de armados.
Muchas de ellas han sido vistas tomando el liderazgo de un movimiento universitario. Hablan en conferencias de prensa, en entrevistas en la televisión o se reúnen con políticos en otros países. Sin embargo, muchas otras se han jugado la vida atrincheradas en una universidad, una barricada o un puesto médico.
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Hasta el momento han sido asesinadas 22 mujeres en estos tres meses, según el último informe de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPD) que registra 426 hombres muertos.
Algunas han estado relegadas en labores de cocina y avituallamiento. Pero otras funcionaban como centinelas nocturnas, armadas con morteros. Varias eran las encargadas de fabricar bombas artesanales, sacar balas como paramédicos o asistir con atención psicológica a los muchachos.
Varias de las muchachas han expresado inconformidad porque algunos hombres las han relegado en labores de cocina. Pero no por eso han dejado de ser blanco de los ataques. Han sido encarceladas, torturadas y víctimas de balazos certeros. Uno de los emblemas femeninos de la lucha es la comandante Masha, de Jinotepe. Esta foto corresponde a un enfrentamiento de manifestantes contra tomatierras en el predio del grupo Coen.
Muchas de las mujeres que se han conocido en estos tres meses de lucha se han destacado en labores humanitarias. Sin embargo, varias han cubierto su rostro con pasamontañas atrincheradas en un puesto de resistencia. Uno de los emblemas femeninos de la lucha es la comandante Masha, de Jinotepe. Su nombre es Nahomy Urbina Marcenaro y tiene 21 años de edad. Ella, a como muchas otras mujeres, abandonó su hogar y optó por permanecer en un tranque de un colegio en su departamento. Masha tiene cáncer de ganglios, pero asegura que no se siente enferma. El cáncer le fue detectado en diciembre del año pasado, pero ya fue sometida a una cirugía y está recibiendo tratamiento médico, según el periódico Hoy.
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Los principales movimientos de mujeres y feministas de Nicaragua presentaron desde el inicio de la crisis una serie de demandas al Gobierno. Las líderes han estado amenazadas de violación y muerte.
Especialmente las madres son quienes han buscado a sus hijos en los centros carcelarios, morgues y hospitales. Destrozadas en los entierros son las que más denuncian los abusos de las autoridades contra sus hijos.
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En amplias protestas cívicas se han destacado importantes figuras de mujeres líderes como Francisca Ramírez, del movimiento campesino anticanal; Madeleine Caracas, del Movimiento Universitario 19 de Abril y Eloísa Altamirano Meza, las dos últimas son feministas que encabezaron las primeras protestas cívicas en abril en torno al tema de Indio Maíz.
Una de las marchas más concurridas y más simbólica durante estas protestas cívicas fue la del 30 de mayo, cuando en Nicaragua se celebra el Día de las Madres. Ese día pasaría a ser recordado con dolor por muchos nicaragüenses ya que al finalizar el recorrido la marcha fue atacada por grupos paramilitares y policías, provocando una masacre nunca antes vista. Esta foto se hizo en Monimbó, Masaya, cuando los autoconvocados tenían la ciudad trancada.
Durante una “operación limpieza” que realizó la Policía en Masaya, muchas mujeres, con cacerolas en las manos, defendieron a sus familiares de ser arrestados. “Les dijimos que se fueran, porque si los agarran aquí los llevan al Chipote y los torturan, si no los matan”, dijo una joven madre a la agencia EFE.
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