Exalumnos y estudiantes activos de la Universidad Centroamericana (UCA) afirman que el paso por esa casa de estudios fue una puerta que les cambió la vida y, de no ser por el presupuesto estatal que recibe esa casa de estudios, nunca hubiesen accedido a la educación superior.
El Ministerio de Hacienda y Crédito Público ha mantenido retenidas las transferencias correspondientes al seis por ciento constitucional, lo que obligó a la UCA a suspender a sus trabajadores por un mes.
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Pese a que Hacienda argumentó que la situación se debe a problemas de liquidez, desde la perspectiva de los exalumnos y estudiantes activos, es un acto de represalia en contra de la universidad por el papel que ha jugado en la crisis sociopolítica que inició el 18 de abril.
La UCA marca el antes y el después para la vida de muchos jóvenes, quienes han visto en esta universidad la oportunidad que les cambió su futuro.
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Ese fue el caso de Wilber Lacayo, el menor de cuatro hermanos, quien por la condición de pobreza de su familia hubiese sido casi imposible costearse su carrera de Administración de Empresas.
Lacayo, originario de Masaya, se desempeña en el sistema financiero del país, y asegura que, de no haber sido becado en un ciento por ciento, es muy probable que ahora estuviera en otras condiciones económicas, y por ende su familia tampoco hubiese mejorado sus condiciones de vida.
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Georgina Hidalgo, de 26 años, graduada de la carrera de Comunicación Social, logró acceder a la educación superior con una beca que mantuvo a punto de mucho esfuerzo durante sus cuatro años. Finalizar su carrera no era solo su sueño, sino también el anhelo de sus padres, quienes no completaron sus estudios de bachillerato.
Sus tenacidad la hizo merecedora de medallas de excelencia académica. Ella contaba con beca de aranceles y estipendio, además vendía dulces en la universidad para sufragar los costos que implica ser estudiante universitario.
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Eso bien lo sabe María de los Ángeles López Castro, de 22 años, quien estaba a cuatro clases y la realización de su tesis para finalizar su carrera de Ingeniería Industrial, cuando la crisis en Nicaragua estalló.
La joven que viajó desde Matagalpa hacia Managua para cumplir un sueño: ser la primera ingeniera de la familia no lo hubiera intentado sin la beca de aranceles que recibe, y la ayuda económica que también le da la universidad.
Venganza contra la UCA
La Universidad Jesuita educa en pregrado a 8,787 estudiantes, de estos, la mayoría devengan algún tipo de beca. Las historias de Gina, Wilber y María alguna vez fueron parte de esas estadísticas.
Todos coinciden en que el Gobierno ha tomado represalias contra la UCA por dar la cara por sus estudiantes.
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Para López Castro, esta universidad “es la peor pesadilla de este Gobierno porque ahí inició la revolución no armada”, indicó.
Una de las integrantes de los jóvenes que han alzado la voz en contra de los abusos de autoridad del régimen del presidente designado, Daniel Ortega, ha sido Madelaine Caracas, quien también es estudiante activa de la Universidad Jesuita.
A través de su cuenta de Twitter, Caracas expresó que cuenta con una beca del ciento por ciento.
“Ese seis por ciento (el porcentaje que destina el Gobierno a las universidades) no es ningún regalo, es lo que nos ha permitido a muchos chavalos formarnos profesionalmente”, agregó.
Decisión arbitraria
Lesther Alemán, integrante del Diálogo Nacional por parte de la sociedad civil, también es estudiante de la Universidad Centroamericana (UCA) y becado por excelencia académica. Considera injusto y arbitrario que se amenace a la UCA con el seis por ciento, ya que es un derecho constitucional.
Recuerda que los estudiantes fueron los primeros en levantarse contra el régimen.