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Desde hace mes y medio hay largas filas en Migración para solicitar trámites. LAPRENSA/C.Valle

El drama de los desempleados por la crisis sociopolítica en Nicaragua

Economistas temen que Nicaragua tarde varios años en recuperar los miles de empleos destruidos por la crisis. Creen que habrá más migración

Hace un mes la vida de Julio Hernández cambió radicalmente. Fue despedido de la empresa donde laboró por 18 años, y con la liquidación no ajusta para terminar de pagar el carro y otras deudas que le quitan el sueño.

Hernández es originario de Masaya, donde un día pensó poner un negocio si dejaba de trabajar, pero ahora resulta casi imposible debido a que esa ciudad ha sido una de las más afectadas por la crisis actual que vive Nicaragua desde hace más de 110 días. Ahora solo piensa en irse a otro país, pero su esposa e hijos le suplican que espere, tal vez la situación en el país mejora.

Más de 85 mil personas habrían perdido su empleo formal entre abril y junio en Nicaragua, revelan estadísticas del Banco Central (BCN), aunque cálculos de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) son más desalentadores y apuntan a la destrucción de 215 mil puestos de trabajo, entre formales e informales, estos últimos son mayoría, dada la informalidad de la economía.

El 18 de abril Nicaragua, cuando la economía ya estaba generando un débil flujo de empleo, se enrumbó a una profunda crisis que ha dejado más de trescientos muertos producto de la brutal represión que el mandatario Daniel Ortega desató contra civiles que primero reclamaban por un paquetazo de reforma a la Seguridad Social, pero ahora exigen la salida de Ortega, que se niega a dejar el poder tras 11 años de gobernar con mano de hierro Nicaragua.


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El Gobierno además ha ordenado saqueo de negocios, invasión de tierras, todo esto en detrimento de la inversión extranjera, que en años pasados fue clave para la creación de puestos de trabajo.

“Perder mi empleo me afectó emocionalmente, mi esposa me dice que no me preocupe, que Dios nos va proveer y luego pienso ¿cómo me pudo pasar esto? Cuando a mí me dieron mi carta de despido lloré, no lo aceptaba, agarré mis cosas, me monté al carro y lloré más, comencé a conducir descontrolado pensando cómo le iba a dar la noticia y cuando llegué a la casa no pude más, me solté en llanto y abracé a mi esposa”, admite Hernández.

Perder el trabajo puede ser uno de los eventos más dolorosos y traumáticos que puede enfrentar el ser humano, explica la psicóloga Nora Habed. “Afecta todo los aspectos de la vida, perder el empleo puede causar sentimientos de fracaso, incompetencia, temor, vergüenza, aislamiento, insomnio, pensamientos incoherentes, que podría desencadenar en una depresión y más por la situación tan compleja que está pasando el país, donde hay mucha incertidumbre”, dijo Habed.


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Hernández admite que a raíz de eso su autoestima cayó hasta el punto que le daba pena salir a la calle. “Aún siento vergüenza, siento como que la gente me vuelve a ver y me tienen pesar, hay gente que me pregunta cómo me siento, yo digo que bien pero realmente no lo he podido superar”, cuenta.

Habed admite que la pérdida es más dolorosa cuando el despido es injustificado, ya sea por razones políticas o económicas, como ha sido en estos casos.

Y es que el desempleo producto de la crisis no solo se está produciendo por la semiparalización de varias actividades económicas, como el turismo y comercio, sino también por represión estatal, donde decenas de personas han sido cesadas de sus puestos de trabajo ya sea por participar en manifestaciones o bien por brindar asistencia a heridos, como es el caso de los médicos.

Pérdida de empleo incomparable

¿Es comparable la pérdida de empleo en la crisis actual con la ocurrida en los años ochenta? El economista Luis Murillo comenta que la caída del empleo en el país no es comparable con la que se vivió en la década de los ochenta.

En esa época el principal empleador era el Estado y actualmente el mercado laboral está más diversificado, de manera que la oferta está dividida entre: el Estado (en menor medida), la gran empresa y la que genera la micro, pequeña y mediana empresa, así como las zonas francas.

“En ese tiempo el Estado hacía uso de emisión inorgánica de dinero para cubrir sus gastos, esta circunstancia generó dos efectos adversos: alimentó un proceso hiperinflacionario que llegó en 1987 a 3,3600 por ciento —también alentado por el bloqueo económico— y la pérdida de la eficiencia productiva, al no tener como referente la competencia y competitividad del mercado”, explica Murillo.


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Cierre de empresas

Jaime López desde hace 18 años tiene un taller de calzado en Masaya, que hasta marzo empleaba a 12 personas. Este año pensaba emplear a tres personas más, dado que ya no daban abasto a los pedidos. Hoy la realidad es otra: no hay pedidos, tres empleados se le fueron a Costa Rica y él ha tenido que despedir a cinco, quedando solamente con cuatro personas.

Santos Reyes, presidente de la Cámara Nicaragüense de Cuero Calzado (CNCC), aseguró que la crisis que se ha generado en el país provocó el cierre de microempresas, la pequeña y mediana están tratando de sobrevivir. “Las empresas que están funcionando son las que exportan hacia Costa Rica y Panamá, y otros productos hacia Honduras, porque el mercado nacional no está generando empleo ni demanda. El problema de la microempresa es que ellos viven del día a día para poder seguir trabajando al día siguiente y con esta crisis esta gente se comió su capital y muchos hasta quedaron endeudados”, explica Reyes.

En Masaya una gran parte de talleres dedicados a la fabricación de muebles, artesanía, calzado y hamacas han cerrado. Y la mano de obra ha migrado en su mayoría a Costa Rica en busca de empleo.

El economista Luis Murillo explica que la afectación en el empleo es sistémica, ya que no solo afecta a la persona, cabeza de familia, sino a sus dependientes, a la dinámica de la economía local y nacional, “ya que el consumo privado se contrae, afecta la seguridad física y emocional. Es decir cuando el mercado laboral está en recesión, los afectados somos todos los miembros de la sociedad que trabajamos para vivir dignamente”.

Reducir el desempleo tardará años

Murillo afirma que es difícil predecir cuánto tiempo le llevará a Nicaragua recuperar el empleo perdido y lo que dejó de producir la economía en casi cuatro meses de crisis, aunque cree que dada la realidad del mercado del trabajo y las propias debilidades de la economía, puede durar al menos dos décadas. Recuerda que el sector que más genera empleo es el informal, que tienen una dinámica de sobrevivencia, no de crecimiento progresivo desde el punto de vista empresarial y peor aun que ha sido el segmento más afectado por la crisis. Duda que haya algún plan para ayudarles una vez que finalice la crisis.

El sociólogo Cirilo Otero es más optimista. Él cree que al país le llevará al menos cinco años recuperarse, mientras tanto seguirá  viviendo del ahorro externo (remesas y préstamos). “La tendencia es que Nicaragua en el mejor caso se endeudará aún más, esperemos que haya confianza en el país, porque si Ortega entra en conflicto con el exterior, pues la recuperación será en más tiempo”.

La agencia calificadora de riesgo Fitch Ratings en un reciente análisis sobre el futuro económico de Nicaragua alertó de que en los próximos nueve años se incrementará el endeudamiento público, el desempleo y habrá niveles de crecimiento raquíticos.

En el 2019, la economía crecerá 2.5 por ciento; luego repuntará tres por ciento y será hasta 2021 cuando la tasa remonte el cuatro por ciento y se mantendría a ese ritmo hasta 2027. Estas tasas estarían por debajo de las registradas en los últimos años, que superaba el cuatro por ciento. Esto impactará la generación de empleo, cuya tasa se elevará al ocho por ciento, cuando antes de la crisis no superaba el cuatro por ciento.

Sin clima de negocio

¿Qué alternativas quedan a los nicaragüenses que han perdido su empleo? El economista Luis Murillo aseveró que son pocas, ya que el clima de negocio y la confianza en el sistema económico se ha deteriorado por situaciones que se venían acumulando, más el contexto actual.

“La pobre institucionalidad, inestabilidad en la tendencia de la tierra, falta de crédito justo, exclusión de las cadenas productivas, más bien en estos momentos la alternativa de corto plazo es la migración”, dijo Murillo.


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El sociólogo Cirilo Otero coincide con Murillo, de tal manera que asegura que los nicaragüenses deben migrar. “Cambiar de país es la alternativa más inmediata y previsora para la gente que ha quedado sin trabajo”, afirma.

Mientras que la economista Adela Ubau, con más optimismo, afirma que en este momento hay que ser creativo y no poder tirar la toalla. “Porque siempre luego de todo mal momento vienen situaciones de mejoría, sin embargo, dependerá mucho de la forma en que manejes tus recursos, hay que recordar que las necesidades siempre son ilimitadas, pero que nuestros recursos tienden a ser pocos, hay que revisar los pagos y reestructurar las deudas y si quedaste sin empleo, observa qué otras fuentes de ingreso tienes y por cuánto tiempo podrás contar con ese monto”, expresó Ubau.

¿Cómo usar la liquidación?

La economista Adela Ubau afirma que en estos momentos de crisis saber emplear bien la liquidación es clave para hacer frente al desempleo. Al respecto, recomienda usarla de manera inteligente, sacando aquellos gastos fijos a los que se tiene que hacer frente y eliminando los que son innecesarios o que pueden esperar.

“Muchas personas emprenden negocios en momentos difíciles, esto es una buena opción siempre que antes organices tus ideas, trabajes tu plan de negocios y priorices en qué invertir, hay que recordar que existen plataformas digitales en las que puedes trabajar como freelance, amplía siempre tu red de contactos y especialmente no te alejes o encierres en esta situación de crisis, observa en qué puedes innovar o ser creativo”, dijo Ubau.

Economía crisis Daniel Ortega Desempleo Nicaragua archivo

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