El sector transporte demandó menos volúmenes de diesel y gasolina súper entre mayo y junio de este año, lo que provocó que el consumo, que venía creciendo hasta abril, cayera en el primer semestre, según estadísticas del Ministerio de Energías y Minas (MEM).
Entre enero y junio de este año el consumo de diesel ascendió a 2.2 millones de barriles, mientras que el año pasado en igual lapso fue de 2.3 millones de barriles. Esto equivale a una reducción de 4.23 por ciento del principal carburante que se usa, sobre todo, en el transporte de carga y de pasajeros.
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El sector transporte ligero también usó menos gasolina súper, al pasar de 993 mil barriles en el primer semestre 2017 a 946 mil barriles en similar periodo de este año, equivalente a una caída de 4.78 por ciento.
En el caso de la gasolina regular, en el periodo analizado hubo crecimiento, pero este no superó ni el uno por ciento.
César Arévalo, especialista en mercado de hidrocarburos, señala que la caída del consumo está asociada a una menor venta en las estaciones de servicios.
“Las estadísticas del MEM indican que la industria que consume gasolina y diesel entre enero y junio había crecido 1.9 con respecto al mismo periodo al año anterior, pero las estaciones de servicios redujeron sus ventas”, dijo Arévalo.
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Expuso que hasta abril las ventas totales (de estaciones e industria) habían crecido un 5.1 por ciento. “Es decir que entre mayo y junio, se vio seriamente afectada la venta, lo que produjo el decrecimiento. Si seguimos así yo creería que el mercado va bajarse un ocho o diez por ciento en el año, pero eso depende de muchos factores”, sostuvo.
Arévalo agregó que este decrecimiento no solo está asociado al precio de los combustibles —que se han mantenido invariables desde mediados de mayo— restringiendo el consumo, sino a distintos factores como la falta de seguridad en las noches, la caída en las ventas e importación de vehículos, la migración, el desempleo y cierre o reducción de operaciones de algunas empresas debido a la crisis.
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Sobreprecio para mantener las ganancias
El especialista explica que la reducción del consumo de los combustibles terminados traería como consecuencia que las empresas distribuidoras de petróleo mantengan un sobreprecio para mantener sus ganancias, pese a la baja en el consumo.
Esto provocaría que Nicaragua continúe con los precios de los combustibles más caros de Centroamérica, antes de impuesto. En el país cada consumidor paga por este producto el Impuesto Específico Conglobado (IEC), el aporte al Fondo de Mantenimiento Vial (Fomav) y el impuesto destinado al Instituto Nicaragüense de Energía (INE), todos en su conjunto suman una de las cargas impositivas más bajas del istmo.