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El justo por su fe vivirá

Las personas no entregamos la confianza ciegamente, uno espera algo positivo de quienes tenemos razones para confiar.

Este principio también aplica para la fe, por ejemplo, yo he puesto mi fe en Jesús, porque Él me ha dado una nueva vida, por medio de su sacrificio en la cruz y su victoria sobre el sepulcro, por medio de la resurrección. En Él tengo depositada toda mi fe.

¿Qué es la fe? Bíblicamente el apóstol Pablo nos da una definición: “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, Hebreos 11:1.

La fe es conocer a Dios, con la seguridad que Él existe, que nos cuida y nos protege. Cuando tenemos fe podemos confiar, aunque el mundo nos muestre otras posibilidades para resolver nuestro destino. La fe es esa plena seguridad de que Dios obrará a favor de sus hijos, pues hemos creído en Él.

El profeta Habacuc nos enseña cómo se sostiene la fe cuando las circunstancias son adversas. Él es el justo “que por su fe vivirá”.

Habacuc nos deja esta profunda convicción de que el apóstol Pablo luego citará tres veces. Este profeta se enfrenta al desenfreno de los poderes humanos, políticos y económicos y como resultado al clamor desesperado de las víctimas. Habacuc, ante esta situación, clama a Dios por redención.

Habacuc trasciende porque, como humano, logra perseverar en el camino de la fe, pues siempre se enfrenta a la desesperanza, sin embargo, en medio de la dificultad demostró su grandeza cuando mantuvo siempre la convicción que Dios obraría a favor de los justos, manteniendo firme esta visión profética y asegurando que aunque Dios “se tardara” se debía esperar.

“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en el Señor, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.” Habacuc 3:17-18.

Amados hermanos, como Habacuc, en nuestra vida también nos enfrentamos a injusticias, desgracias y dificultades que atentan contra nuestra esperanza de vivir a plenitud y encontrar el sosiego para nuestra alma. No obstante, la fe es la semilla que puede resurgir en nuestro interior y encontrar la fortaleza de atravesar con valentía cualquier adversidad, pues la fe no surge de la nada, sino de la firme convicción de saber que Dios es nuestro Padre y que sin importar las circunstancias oscuras que podamos estar atravesando, Él obrará a favor de sus hijos.

El autor es presidente de la Asociación Cristiana Jesús está Vivo.

Opinión Fe iglesias Nicaragua archivo
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