14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

¿Hacia dónde va Nicaragua?

En el titular de este artículo nos preguntamos hacia dónde va Nicaragua. Con Ortega, a ninguna parte, y esta conclusión es tan fundada como que el fin de su gobierno es solamente cuestión de tiempo

Acausa de la represión, la ciudadanía nicaragüense tiene una sensación de zozobra e impotencia, y pese a esos sentimientos continúa luchando cívicamente, como lo demuestran diversas manifestaciones autoconvocadas en diversas partes del país, y las iniciativas de protesta tomadas por la Alianza Cívica para los siguientes días.

Para Ortega, la represión no le conduce a ninguna parte y, por el contrario, está sellando su final por el repudio entre los ciudadanos, la reacción internacional, y el deterioro de la economía que nadie, dentro y fuera del país, atribuye a otra causa que no sea su empecinamiento terrorífico. Repasemos, rápidamente, los aspectos fundamentales de la situación de Ortega.

El intento de proyectarse como un factor de estabilidad en la región ha terminado, y el consenso regional e internacional es que su permanencia en el poder es precisamente la causa de inestabilidad en Nicaragua y la región centroamericana.

Ha sido inútil el rechazo del gobierno de Ortega a la resolución del Consejo Permanente de la OEA para establecer un Grupo de Trabajo sobre Nicaragua, y hace pocos días el Grupo se integró, y por más que se mantenga el rechazo del gobierno al mismo, su papel en la solución de la crisis será inevitable. La persistencia del rechazo de Ortega al Grupo de Trabajo arriesga más sanciones, y es importante recordar que la resolución que creó el Grupo de Trabajo, y su propia integración, fue respaldada por la casi totalidad de países del continente, incluyendo los más grandes. El Caribe se abstuvo, pero los dos países más importantes, Jamaica y República Dominicana, la apoyaron, y solamente tres países respaldaron a Ortega.

Internamente, el intento de recomponer la presencia de la Conferencia Episcopal en el Diálogo Nacional ha fallado, los presos políticos han agregado una demanda que ha galvanizado aún más a la Alianza Cívica, y la criminalización de la protesta y la represión judicial ha aumentado el inventario de violaciones a los derechos humanos en el registro de las organizaciones internacionales.

Y en el plano económico, los costos actuales de la crisis son solamente un anticipo de mayores pérdidas y restricciones que terminarán incrementando el repudio de la población. La ilusión gubernamental que los desempleados por la crisis terminarán resignándose y le apoyarán, es tan vana como la desconfianza que ha generado en el sector empresarial la toma de tierra y otras medidas vengativas.

En el titular de este artículo nos preguntamos hacia dónde va Nicaragua. Con Ortega, a ninguna parte, y esta conclusión es tan fundada como que el fin de su gobierno es solamente cuestión de tiempo.

El autor fue candidato presidencial.

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí