Después de un mes del ataque de paramilitares en contra de la parroquia Divina Misericordia, en Managua, en una misa celebrada este martes se recordó la memoria de Gerald Vásquez y Francisco Flores, ambos víctimas mortales de la violencia de grupos armados.
El sacerdote Raúl Zamora, párroco de la Divina Misericordia y uno de los testigos del ataque del pasado 13 de julio, expresó que después de esa tragedia, el mensaje es de resurrección porque ha habido mucha devoción, mucho amor en el pueblo de Nicaragua.
Las balas de esa noche traspasaron el cuadro de Jesús de la Divina Misericordia, ubicado en la capilla de la parroquia, cuyas paredes aún muestran la violencia desmedida. La Iglesia colocó vidrios para proteger los ventanales rotos, los cuales quedarán así como testimonio de lo que se vivió.
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Después del ataque más personas han llegado a visitar la Iglesia. En este momento, en el que muchas personas son perseguidas y algunas ciudades viven bajo la presencia de paramilitares y policías encapuchados, el cura Zamora expresó que es un tiempo para unirse, ya que hay mucha división. “Lo que el Señor nos llama, ahorita, es a unirse todos nosotros en la fe y tratar de que cada familia, tratar de vivir ese mensaje del Señor con más plenitud”, expresó.
El ataque contra universitarios, curas, médicos y periodistas que se habían refugiado en la parroquia se mantuvo durante unas 16 horas, mientras la tarde del viernes, el presidente designado, Daniel Ortega, trataba de hacer el repliegue hacia Masaya; lo hizo, pero no finalizó, por primera vez, en la placita del barrio indígena por el repudio de la población.
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