En el fútbol con dinero si se compra la felicidad. El Atlético de Madrid pasó de ser un equipo pequeño en valoración económica hasta superar al Real Madrid, al menos en este momento. Y esa capacidad para inyectarle dinero transformado en material humano al conjunto propicio la estructuración de un banquillo que potenció al equipo, tal y como sucedió en Tallin, Eslovenia, en la final de la Supercopa de Europa, en la cual dejaron muchas dudas en el Madrid post Cristiano Ronaldo tras derrotarlos 4-2 en tiempo extra y como agregado una cara de amargura de Florentino Pérez, un rostro de fracaso en sus primer intento para Lopetegui y una sonrisa de éxtasis en Simeone, saltando desde las butacas por estar sancionado.
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El Atlético de Madrid se cansó de las alegrías esporádicas, de ser guerreros sin fortunas, de querer tocar el cielo montado en un globo y ser pinchado con cualquier soplido. Los rojiblancos ganaron más allá de los errores defensivos que influyeron de Varane, sino por mantener y aumentar el nivel a medida que el tiempo avanzaba y los blancos mermaban, triunfaron porque no hizo falta su mejor jugador: Griezmann, quien salió sin incidencia porque Lemar y Rodrigo se acrecentaban en incidencia con un Diego Costa encendido en el área pequeña. Están bebiendo el jugo de la victoria dentro de la copa porque un hombre como Correa y el mismo Thomas, habitualmente titulares, se incorporaron en la recta final para sacudir el juego.
El desafío
El encuentro empezó cuesta arriba para el Madrid tras el gol de Costa a los 50 segundos. ¿Si Navas o Courtois? Ni siquiera habían empezados las discusiones entre fanáticos cuando ya Varane era vencido por el delantero español lanzando un latigazo a la velocidad de la luz, el cual ni las rápidas reacciones del costarricense pudieron desviar. No obstante, el juego empezó a partir del gol a ser dominado por los de Lopetegui. Taconcito de de Asensio, disparo de Marcelo y finalmente el gol llegó al 26′ con un centro magistral de Bale y Benzema cumplía su función de goleador.
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Todavía Asensio se dio el lujo de fallar dos oportunidades hasta el descanso. El segundo tiempo ratificó un partido magistral de Casemiro haciéndose mayor en liderazgo del equipo. Hasta ahí sin entrar el duelo a un ritmo frenético los blancos sacaban ventaja y más cuando Juanfran cometió un error de niño con el árbitro a su espalda metiendo la mano en el área. Ramos se encargó de girar el marcador 2-1 al 62′, pero la falta de fondo físico pasó factura. Costa regresó al ruedo del glamour igualando las acciones tras un pase de Correa y con todo y el bajón de los de Lopetegui, Marcelo tuvo en sus pies antes del pitido final de los 90 minutos el gol que hubiera cambiado los rostros.
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En el tiempo extra, ya con el ingreso de Thomas le dio otro empuje al Atlético. Primero Varane volvió a encontrar sus demonios y perdió un balón cerca del área y Thomas centró para encontrarse a Saúl, quien de volea clavó el 3-2 (97′), entretanto Koke sentenció luego de la asistencia de Vitolo.
No es el final del Madrid, que no falló en producción de goles, sino en seguridad defensiva. Un partido no define el futuro de un equipo, pero es suficiente para encontrar los parches necesarios para la proyección de la temporada. Los de Lopetegui tendrán que seguir ajustándose, los de Simeone están listo para competir en todo.