Al menos cuatro de las jóvenes que están detenidas como presas políticas por participar en actividades de la población autoconvocada, en la cárcel de mujeres del Sistema Penitenciario Nacional (SPN), persisten en su decisión de consumir solo alimentos livianos.
Una de ellas es la estudiante de periodismo, Elsa Valle, de 18 años, quien según su padre, Carlos Valle, lleva ocho días de no aceptar alimentos que provengan de esa penitenciaría.
Anteriormente las detenidas habían permanecido en huelga de hambre pero la habían suspendido, y luego hace ocho días la retomaron. La joven solo consume galletas, líquido y caramelo, afirmó el padre de la joven.
Valle aseguró que junto a su hija han tomado igual determinación otras tres detenidas y según denunció estas permanecen aisladas.
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En días pasados una de las madres del Comité pro libertad de presos políticos aseguró que en ese penal están nueve mujeres.
Valle aseguró que hace ocho días pudo ver a su hija, que está delgada. En ese sitio las privadas están limitadas al momento de conversar con sus familiares, explicó Valle.
Esto, porque si los funcionarios del penal, llegan a saber que estas comentaron algo sobre el trato que reciben por ejemplo, “las meten en un calabozo oscuro aisladas por cinco, seis hasta ocho horas”.
Valle también denunció que las internas únicamente tienen derecho a una hora a la semana para recibir sol. Y en el caso de las presas políticas la visita se las permiten cada 21 días, cuando lo normal es una vez a la semana, igual es restringen el tiempo para que puedan interactuar con sus familiares, al permitirles solo una hora cuando, dijo Valle, el reglamento dice que es de tres horas.
De esta manera, Valle podrá volver a ver a su hija hasta el 28 de agosto, cuando le han programado una segunda visita.
Es por ello que dice, en estas circunstancias que enfrenta el país ninguna de las familias puede acostumbrarse a tener un hijo preso, pues “es una crisis”.
La joven fue arrestada, el 14 de julio, dos días después que los estudiantes que estuvieron atrincherados en la Universidad Politécnica (Upoli), entregaron esas instalaciones. La hija de Valle fue una de las estudiantes que permaneció hasta el final en ese local.
Dos días después un grupo de los jóvenes se reunió en una casa de las Américas 1, adonde ingresaron paramilitares y policías encapuchados quienes a golpes los secuestraron. La joven junto al resto posteriormente fue localizada en las celdas del Chipote.
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Posteriormente fue acusada por la Fiscalía de tenencia ilegal de armas y municiones, denunció su padre, quien aseguró que el proceso va acelerado ya le fue realizada audiencia preliminar, inicial y para el tres de septiembre le ha sido programada audiencia para intercambio de pruebas para la realización de juicio oral y público.
Criticó que aunque el delito que le imputan la joven bien puede aspirar a otro medida alterna a la prisión preventiva, en la práctica esto no ha ocurrido.
Deben enfrentar el asedio y persecución
Carlos Valle comentó que durante los tres meses que los jóvenes estuvieron atrincherados en la Upoli, allí estuvo su hija. Y él también la estuvo apoyando. Es por ello que él teme represalias pues ya ha conocido por amigos de algunas amenazas en su contra, por lo cual está fuera de su casa.
La familia de Valle ahora debe hacer frente a la represión gubernamental. En su caso tiene a su hija detenida y otro hijo suyo que está huyendo, porque estuvo atrincherado en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN Managua).