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Mentiras de Maduro

Nicolás Maduro ha acusado a la “derecha golpista” de estar confabulada con el ya expresidente de Colombia, Juan Manuel Santos, para derrocarlo. En concreto, señaló al opositor Julio Borges, hoy refugiado en Bogotá, y al también diputado de la Asamblea Nacional, Juan Requesens, como dos de los principales promotores de un plan para asesinarlo.

No faltó tiempo para que su hombre fuerte, Diosdado Cabello, anunciara que la Asamblea Nacional Constituyente despojaría de inmunidad parlamentaria a ambos diputados. Con su habitual estilo siniestro, Cabello anticipaba la ola de terror. En la calle el padre de Requesens, con gesto resignado y grave, denunciaba ante la prensa el arresto de su hijo, consciente del peligro que corre en manos de los esbirros del régimen. La hermana del diputado y líder estudiantil, que también fue detenida y luego puesta en libertad, ha reiterado que seguirán dando la cara ante un gobierno que busca chivos expiatorios y “que les tiene miedo a los jóvenes”. El régimen sabe que son ellos, frustrados por la falta de oportunidades, los que pueden ganarle el pulso en su lucha por poner freno a los abusos sistemáticos.

Son los atropellos a los que el gobierno de Maduro tiene acostumbrados a los venezolanos, violando los principios básicos de un Estado de Derecho. Esta nueva arremetida contra la oposición democrática forma parte de una estrategia de debilitamiento que comenzó con Hugo Chávez hace ya casi dos décadas —su modelo estaba calcado de la dictadura castrista en Cuba— y ha minado a unos opositores que a duras penas dan la batalla en el país o se han diseminado en el exilio.

Ninguna de las “pruebas” esgrimidas por Maduro tiene solidez ni está avalada por una investigación independiente que pudiera esclarecer el turbio episodio que acabó con una estampida de militares.

Son momentos muy aciagos para Venezuela, atrapada en un bucle de represión y escasez que parece no tener fin. El pueblo sufre, la gente huye y el país está hundido en la miseria. Los diputados de la Asamblea Nacional intentan preservar lo poco que queda del engranaje democrático exigiendo una investigación imparcial y señalando al mandatario como el “único responsable de la violencia” que se vale de la desinformación para sus fines.

Lamentablemente, al sucesor de Chávez y su entorno lo único que les importa es mantenerse en el poder a cualquier precio.

Difícilmente se llegará a conocer toda la verdad de lo que sucedió el pasado 4 de agosto, cuando en el preciso instante en que Maduro aseguraba, “ha llegado el momento de la recuperación económica”, se escuchó una explosión desde el cielo. Si no fuera por los drones, bien podría haber sido un castigo divino por sus mentiras. (©FIRMAS PRESS)

La autora es periodista.
Twitter: @ginamontaner

Opinión Hugo Chávez Nicolás Maduro Venezuela archivo
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