La primera dama, vocera y vicepresidenta designada Rosario Murillo da por hecho la normalización del país después de los tres meses en que el gobierno de su esposo, Daniel Ortega, desató el terror en todo el país, con la fuerza armada de la Policía y de grupos paramilitares matando a mansalva a cientos de ciudadanos, jóvenes y niños.
Entre 317 y 448 personas murieron por la represión dirigida por Ortega contra las protestas civiles, según organismos de defensa de derechos humanos.
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El exdiputado opositor Eliseo Núñez Morales dijo que es lamentable tener que escuchar todos los días el discurso de Murillo con un “tono de voz de odio, visceral y resentimiento”, pero considera que lo más peligroso es que “la violencia verbal que ella aplica, después se convierte en violencia física en la calle”.
Después de quitar todos los tranques que la ciudadanía había levantado por su seguridad, ante los ataques de los paramilitares progobierno, el Ejecutivo se dio a la tarea de detener y enjuiciar a quienes han liderado las protestas.
Según organismos de defensa de derechos humanos, más de 150 personas fueron detenidas y están siendo enjuiciadas, acusadas de terrorismo, tortura, narcotráfico y otros delitos.
Núñez Morales dijo que esa situación no puede ser normal, como tampoco es normal que más de treinta mil personas estén pidiendo asilo en Costa Rica, Honduras y Estados Unidos.
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El político opositor refirió que la aparente normalidad que logró Ortega con la represión brutal en los tranques, ha sido como ponerle “la tapa a una inmensa olla de presión” que muy pronto volverá a estallar.
“Estamos enfrentándonos a una situación en que se van a volver a repetir con creces la situación que vimos en abril”, afirmó Núñez.
Murillo repite con vehemencia todos los días que quiere la paz a través de los medios de comunicación oficialistas. También insiste en que su gobierno es cristiano, mientras insulta a los manifestantes que la cuestionaron.
Ortega genera terror, dice Cenidh
La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, aseveró que no puede ser normal un país donde el gobernante manda a matar al pueblo y después dice que todo está normal.
La defensora de derechos humanos valoró que hay muchas personas afectadas psicológicamente, con inestabilidad emocional, porque según ella, la agresión física de la que está siendo objeto la gente, está acompañada de una agresión psicológica, la cual tiene el objetivo de detener las protestas en las calles.
“(Ortega) está generando miedo, está generando temor”, aseguró Núñez.
No son normales
El exdiputado opositor Eliseo Núñez Morales opinó que el Gobierno nunca ha sido normal, porque desde que Ortega regresó al poder en 2007 comenzó a romper los procedimientos institucionales.
“Yo no me extraño de que la pareja presidencial mire estas cosas como normal, porque durante todo este tiempo ellos han visto como normal atender asuntos de Estado en su casa de habitación; han visto como normal que él sea presidente y su esposa vicepresidente; que los hijos sean asesores en todos los puestos que tienen en el Estado”, dijo.