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Medidas cautelares para periodistas

Radio Corporación ha pedido medidas cautelares para varios de sus periodistas, por las agresiones que han sufrido y las amenazas inclusive de muerte que siguen recibiendo.

La petición de Radio Corporación se conoció al terminar la visita de una delegación de alto nivel de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y Reporteros sin Fronteras, que vino a Nicaragua para verificar las agresiones y amenazas a la libertad de expresión y de información; de las cuales Radio Corporación es un claro ejemplo, por lo cual solicita a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que disponga medidas cautelares en favor de sus periodistas amenazados.

Las medidas cautelares de la CIDH son calificadas por ella misma como “un instrumento de protección y prevención ante posibles daños graves e irreparables a personas o grupos de personas que enfrentan situaciones de riesgo inminente”.

Debido a la represión brutal, generalizada e indiscriminada con la que la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha enfrentado la rebelión cívica del pueblo nicaragüense, la CIDH ha dictado medidas cautelares para numerosos ciudadanos nicaragüenses: dirigentes estudiantiles, exdefensores de los tranques y barricadas, dirigentes campesinos, defensores de los derechos humanos e inclusive miembros de la Alianza Cívica que participan en el Diálogo Nacional.

Pero quien debe aplicar las medidas cautelares es el mismo régimen orteguista, pues la CIDH no posee la facultad de ejercer justicia ni tiene fuerza —aparte de la jurídica y moral— para obligar a las autoridades a cumplirlas. El caso más dramático de alguien protegido por medidas cautelares pero víctima de las peores violaciones a su dignidad personal y derechos humanos, comenzando por su libertad, es Medardo Mairena, el dirigente campesino que ha formado parte del Diálogo Nacional y está preso, ha sido torturado y está siendo acusado en un tribunal de odio por monstruosos crímenes que no ha cometido.

Sin embargo, aunque las medidas cautelares no tengan la eficacia necesaria debemos asumir que si no fuese por ellas la represión sería peor que como ha sido hasta ahora, pues la crueldad, la revancha y el odio de la dictadura hacia quienes la han desafiado, no parece tener límites éticos, políticos ni legales.

A los periodistas de Radio Corporación, pero también a muchos otros reporteros de los medios de comunicación independientes, se les acosa y agrede solo porque han informado de modo fidedigno sobre la rebelión cívica del pueblo. A los dictadores les molesta que se conozcan y denuncien sus abusos y fechorías.

La dictadura quisiera que todos los periodistas fueran sometidos y mentirosos, como son los de sus medios de comunicación y propaganda oficialista. Lo cual es imposible, porque el verdadero periodista busca la verdad y la divulga, o deja de ser periodista.

Editorial CIDH medidas cautelares periodistas archivo
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