Es curioso, pero los Yanquis, cuyo ritmo actual les podría permitir alcanzar 103 triunfos en esta temporada, dan la impresión a muchos expertos, de no disponer del material necesario para avanzar profundo en los playoffs.
Quizá en parte tiene que ver el hecho de que los Medias Rojas se han fugado con el liderato del Este de la Liga Americana, gracias a un poderoso conjunto que no ha dejado de triunfar desde el inicio de la campaña.
Pero también ha incidido mucho el asunto de lesiones en varios jugadores claves. El último lastimado es Aroldis Chapman, el cerrador, quien se afectó la rodilla el martes y ha sido colocado en la lista de lesionados por 10 días.
Chapman se unió a Aaron Judge (muñeca), Gary Sánchez (ingle) y Didi Gregorius (talón), quienes ya están en el “taller de reparaciones”. Estos jugadores, son el corazón del equipo, así que sin ellos ganar es más difícil.
Todo el año se ha hablado que a los Yanquis les falta al menos un abridor y ese problema se ha agudizado por etapas en las que Masahiro Tanaka o CC Sabathia también se han lesionado, mientras Sonny Gray se venía a pique.
Sin embargo, tanto J. A. Happ como Lance Lynn, han aportado estabilidad. El más grande inconveniente tiene que ver con las lesiones y los promedios ofensivos bajos de varios de sus bateadores, a pesar de los cuadrangulares.
Pedro Martínez, el exlanzador de Boston y ahora un analista para ESPN, dice que “los Yanquis no parecen tener la energía de los equipos ganadores. Entiendo que varios jugadores claves están lesionados, pero falta joseo”.
Tal vez tenga razón Pedro, pero será interesante tener a Sánchez, Judge, Gregorius y Chapman de vuelta al equipo y ver qué serían capaces de hacer en el cierre de la temporada, cuando la misma etapa provee la energía.
Por ahora la misión de los Yanquis es ir detrás de Boston y no perderle de vista, porque un descuido es peligroso, más ahora que Oakland está encendido y tiene una batalla feroz con Houston.
Tampoco se puede descuidar de Seattle, que tiene con qué dar pelea. Por ahora las cosas han salido más complicadas de lo previsto para los Yanquis, pero muchas cosas pueden cambiar todavía.