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Crisis de fe

En la actualidad, como en otras épocas, vivimos crisis de fe. La vivencia de la fe lleva consigo momentos de duda, de vacilación, de incertidumbre, como si nos preguntáramos ¿qué sentido tiene creer en Dios?

En tiempos como el nuestro, muchas personas se preguntan y se replantean sus propias creencias, sus actitudes religiosas y sobre todo esa religiosidad tradicional que hemos recibido de nuestros padres. Cuando alguien nos quiere hacer creer que la religión es cosa de gente pasada de moda. Cuando otros con muy mala intención piensan que la figura de Dios nos impide avanzar como hombres libres, como si Dios fuera un juez vigilante y que estuviera esperando nuestros fallos. Cuando otros consideran que Dios es incompatible con el desarrollo económico y social de los pueblos, es importante que reflexionemos sobre nuestra religiosidad, sobre la realidad y la validez de lo que creemos.

Todo pueblo, toda comunidad, grupo, cultura y personas, pasan por situaciones de crisis, por situaciones de reflexión en su vida. Es algo consustancial a la propia vida. Estas situaciones tienen sus aspectos negativos, pero también tienen muy positivos. Entre los negativos puede ser en que se conviertan en situaciones permanentes, es decir, que por nuestra falta de decisión y por nuestros prejuicios seamos incapaces de salir de ellas y nos tengan en permanente estado de agobio, y eso no es bueno.

Pero tienen igualmente, una dimensión muy positiva. Y yo diría que son fundamentales para el hombre de fe. Gracias a estas reflexiones críticas hemos podido crecer en la fe, profundizar en su comprensión, y entender mejor a Dios que se nos revela continuamente en lo que hacemos a diario. Se puede decir que no existe una vivencia de fe lo suficientemente madura, sin que se haya pasado por estos momentos de vacilación.

Josué cuestiona a sus paisanos la sinceridad de sus convicciones y la pureza de sus motivaciones. Les hecha en cara que, son muy superficiales en lo que dicen de su relación con Dios, ante el deseo de dejar todo de lado.

Jesús pregunta también a sus discípulos: ¿por qué me siguen? ¿Tienen fe o simplemente se hacen ilusiones? Cuándo les hablo de dificultades y de problemas ya están pensando en marcharse.
Serán nuestras obras las que demuestren la sinceridad de nuestros planteamientos. Serán nuestras obras las que den testimonio de la profundidad de nuestra opción. Los discípulos le preguntaron que dónde iban a ir y tuvieron sus fallos, pero al final fueron fieles. ¿Seremos nosotros como ellos?

El autor es sacerdote católico.

Opinión Dios Fe religión archivo
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