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Columna Competitividad Empresarial

Carlos R. Flores

Su oficio desaparecerá pronto

La tecnología, con el correr del tiempo, hará obsoletos muchos oficios y ocupaciones comunes de hoy día. McKinsey, una consultora global, estima que las nuevas tecnologías podrían dejar sin ocupación a unos 140 millones de oficinistas y profesionales para el año 2025

Hará unos tres años leí una caricatura en The New Yorker, una de mis revistas favoritas, en donde un cabizbajo ejecutivo regresaba a su hogar, y con una apariencia desaliñada, le dice a su esposa entre sollozos: “Me despidieron porque me reemplazó una app (aplicación informática)”.

En algún momento esto pudo lucir exagerado, no obstante, es hoy una cruda realidad, la que Andrés Oppenheimer, en su nueva obra !Sálvese quien pueda! El futuro del trabajo en la era de la automatización  –salvajemente excelente, como siempre– nos muestra que esa caricatura puede ser la que enfrentemos cualquiera de nosotros en un futuro cercano.

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El impacto será abrumador. Y es que la tecnología, con el correr del tiempo, hará obsoletos muchos oficios y ocupaciones comunes de hoy día.  El eje central del libro está basado en una miríada de respetables estudios académicos, y en las estimaciones de influyentes ejecutivos, inventores, gurúes, innovadores, mega-empresarios, genios de la informática, catedráticos universitarios, entre otros destacados visionarios, que han visto ya cumplirse sus vaticinios que en otro tiempo parecieron desaforadas utopías, prediciendo ahora que un 47 por ciento de los empleos se extinguirá en los próximos tres o cuatro lustros, por la acelerada evolución cognitiva de los robots y otras aplicaciones de inteligencia artificial que –irremisiblemente– superarán por varios órdenes de magnitud las limitadas capacidades humanas.

McKinsey, una consultora global también citada, estima que las nuevas tecnologías podrían dejar sin ocupación a unos 140 millones de oficinistas y profesionales para el año 2025.

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Oppenheimer presenta un ránking de empleos que tienen un 99 por ciento de probabilidad de desaparecer en breve: los telemarketers o vendedores que ofrecen productos por teléfono (ojalá que el hostigoso vendedor de un banco local deje de llamarme con sus estériles ofrecimientos), los vendedores de seguros, los auditores financieros, bibliotecarios y agentes aduaneros.

Otro segmento con 98 por ciento de posibilidades de ser reemplazado en 15 o veinte años, es el de los empleados administrativos básicos, el personal de los bancos enfocados en análisis de solicitudes de créditos, entre otros que se encargan de formalizar estas gestiones, cuyas tareas pueden ser ejecutadas con mucho mayor eficiencia y profundidad por aplicaciones de inteligencia artificial.

Otra fracción para la cual se estima un 97 por ciento de posibilidad de extinción es el de las operadoras telefónicas –lo cual ya ha venido ocurriendo– así como los dependientes de tiendas, que en otros países están siendo ya reemplazados por dispositivos y robots con apariencia humana capaces de interactuar inteligentemente con los clientes.

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Los vendedores de bienes raíces al igual que los agentes de viajes, tienen también idéntica y altísima probabilidad de desaparecer, al igual que el personal de caja, al estar ya en forma ubicua los dispositivos inteligentes de lectura de precios, entre otros.

Oppenheimer señala que este ordenamiento de probabilidades fue producido por nada más y nada menos que la Universidad de Oxford, afirmando que el personal de recepción de restaurantes así como los camareros de hotel, han iniciado ya su rápida marcha hacia la insignificancia laboral, con ejemplos numerosos donde usted como cliente puede seleccionar y ejecutar los procesos correlativos, sin que sea necesaria la interacción humana.

¿No lo cree? Recuerde ese conocido restaurante de comida rápida donde en una pantalla a la entrada le exhibe y le invita a que seleccione lo que usted quiere consumir, sin necesidad siquiera de haber visto a un ser humano, siendo además, mucho más rápida la transacción electrónica que la asistida por un dependiente.

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Otras ocupaciones que desaparecerán serán la de los chefs…sí, aunque usted no lo crea, puesto que la mayoría de portentos de la cocina, no son más que meros algoritmos operativos investidos de una pretendida complejidad, arte y soberbia –y a como dicen en España– de chulería pura, es decir, jactancia, fanfarronería y vanagloria, pero que el producto final es algo fácilmente lograble a través de un binario lenguaje máquina, simples líneas de programación y auto-aprendizaje con una celeridad inimaginable, que es la capacidad más distintiva de la inteligencia artificial.

Finalmente, los taxistas, mensajeros, camioneros y choferes, guías turísticos, técnicos dentales, regentes farmacéuticos, carniceros, asistentes de abogados y los contadores –para bien o para mal– tienen sus días contados. Entonces, estudiemos y aprendamos más.

El autor es director ejecutivo de Cambio Cultural Consultores

[email protected]

Economía Carlos R. Flores Competitividad Empresarial archivo

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