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Guterres y la “solución inclusiva”

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, dijo claramente al canciller de Daniel Ortega, Denis Moncada, este lunes 27 de agosto, que la solución de la crisis de Nicaragua tiene que ser “inclusiva” y que “no deje a nadie atrás”.

Inclusiva significa “que incluye o tiene virtud y capacidad para incluir”. Pero lo que quiere Ortega es una salida excluyente, apartando a los obispos de mediadores y testigos —pues según él son golpistas porque le propusieron adelantar las elecciones nacionales— y excluyendo a la Alianza Cívica. Ortega quiere como solución una componenda con sus aliados y subordinados, para seguir detentando el poder como si aquí nada hubiera ocurrido.

El canciller Moncada ya había ido a la ONU a tratar de enredar al secretario general en el plan orteguista. Fue a visitarlo el 19 de julio y en esa ocasión Guterres le dijo que se debía poner fin a la violencia e impulsar el diálogo. Poco después, Guterres declaró que “el número de muertes (en Nicaragua) es chocante y hay un uso letal de la fuerza por parte de entidades ligadas al Estado que no es aceptable”.

En realidad, Guterres respaldó el Diálogo Nacional con la Conferencia Episcopal de Nicaragua como mediadora y testigo, desde que se inició el 16 de mayo. Hasta ahora el secretario general de las Naciones Unidas ha mantenido su respaldo al Diálogo, igual que la OEA, la Unión Europea y prácticamente toda la comunidad internacional.

Ortega no ha podido engañar a nadie con el infundio de que los obispos son golpistas porque le propusieron adelantar las elecciones nacionales de noviembre de 2021 a marzo de 2019. Para todo mundo está claro que la propuesta de la Conferencia Episcopal es legítima y permitiría que la crisis sea resuelta por el pueblo con los votos, no por una élite política, como dijera el secretario general de la OEA, Luis Almagro, al inaugurar la primera sesión del Consejo Permanente sobre Nicaragua.

Lo que está claro es que Ortega no acepta la propuesta de los obispos y los descalifica con acusaciones infundadas, porque sabe que no ganaría en unas elecciones libres y limpias con observación internacional independiente.

Es mentira que Ortega aceptó la propuesta de anticipar las elecciones pero la Alianza Cívica la rechazó, como dicen algunos. La verdad es que los obispos le presentaron esta propuesta al dictador, por escrito y la Alianza Cívica la respaldó inmediatamente. Varios días después Ortega respondió vagamente a la Conferencia Episcopal, diciéndole que estaba dispuesto a “escuchar todas las propuestas dentro de un marco institucional y legal”, pero rehusó hacerlo en el Diálogo Nacional que era donde tenía que discutirse.

A juzgar por lo que el secretario general de la ONU dijo este lunes al canciller Moncada, la comunidad internacional tiene todavía la esperanza de que se pueda lograr una solución inclusiva y por lo tanto democrática de la crisis de Nicaragua. Es posible que así sea, pero tendrían que obligar a Ortega a aceptarla.

Editorial Crisis en Nicaragua Guterres OEA archivo
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