La Iglesia es Asamblea, su raíz del griego Ekklesia eso significa. En la antigua Atenas se refería a Asamblea popular. Iglesia es eso, es pueblo.
El Evangelio es anunciación de las “buenas nuevas”, acompañado de denuncia de las malas, es alegría y a la vez compromiso. Compromiso de todo seguidor de Jesucristo, llevado a su máxima expresión en la voz de sus pastores.
En la Iglesia católica, nuestros obispos son nuestros pastores y ellos llevan la voz cantante en la conducción del rebaño. “Mis ovejas oyen mi voz y Yo las conozco y me siguen” (Juan: 10, 27).
El papa Francisco en Cartagena, septiembre de 2017, enseña: “Ser Iglesia, santo pueblo fiel de Dios que está en camino, necesita pastores que se dejen llevar por esa realidad del pueblo que no es ideológica: es vital, es viva”.
Esa realidad del pueblo hace la beligerancia de la Iglesia. No se conciben los pastores en el aprisco y las ovejas a descampado… obispos encerrados en la Curia y su grey maltratada y vapuleada en los campos y las ciudades. Es allí donde sale el pastor con su vara, con su voz a convivir, participar en el sufrimiento y la defensa del pueblo encomendado a su cuidado. Cualquier otra concepción de la labor de la Iglesia es angelical, descarnada y por ende no cristiana. “Y el Verbo (Cristo) se hizo carne y habitó entre nosotros”.
La Iglesia es humanidad y es así que la Constitución pastoral Gaudium et spes apunta: “Es inhumano que la autoridad política caiga en formas totalitarias o en formas dictatoriales que lesionen los derechos de la persona o de los grupos sociales” (G.S.75).
Los campos de concentración, las prisiones oscuras e insalubres son patologías de ideologías como el fascismo, el nazismo, el estalinismo; más recientemente el populismo. ¡La Iglesia no es eso!… tanto así que otra vez el papa Francisco proclama: “las ideologías son incompletas, enfermas, malas; quieren pensar por el pueblo… no dejan que el pueblo piense”.
Infiltrar en el rebaño lobos con piel de oveja, caracteriza las ideologías y gobiernos que sienten incómoda la voz de la Iglesia. Esta táctica es burda, el mismo rebaño la olfatea y su ataque al Pastor la desnaturaliza.
La Iglesia no es ideología, es una comunidad de brazos abiertos, cuerpo de Cristo, que camina en comunión con los obispos y el papa. Es ajena a las manipulaciones de ideologías, embajadas de gobiernos, misivas u otros sortilegios que se apartan de su identidad con su pueblo.
El maridaje entre Iglesia y gobierno no ha dado resultado a través de la historia, amenaza la misión protectora del pastor. El entendimiento a la luz de la verdad debe dar siempre resultados de paz, justicia, libertad y desarrollo.
El autor es médico.