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El escritor Ulises Júarez Polanco durante su paseo en el Coliseo o Anfiteatro Flavio de Roma, en 2015. LA PRENSA/Cortesía/Marjorie Vega

“Ulises, intrépido naufragante”

A un año del fallecimiento inesperado del escritor Ulises Juárez Polanco, una muestra de su narrativa publicada en sus libros La felicidad nos dejó cicatrices y Los días felices

Con los cuentos, Ulises y yo, Cambio de oficio, y una selección de La vida diaria, publicados en los libros La felicidad nos dejó cicatrices (2014) y Los días felices (2011), recordamos el primer aniversario de muerte del destacado escritor Ulises Juárez Polanco (31 de octubre de 1984-25 de agosto del 2017), así como su fecunda vida literaria.

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El también autor de Algunos cuentos (2016), Las flores olvidadas (2009), Siempre llueve a mitad de la película (2008), dejó sus huellas como editor y promotor cultural.

En 2015 fue becado con una estadía en la Real Academia de España en Roma, y dejó inconclusa su primera novela Sirenas.

El narrador Ulises Juárez  durante el conversatorio de su libro La felicidad nos dejó cicatrices, en el Instituto Cervantes de Roma, en marzo 2016.LA PRENSA/Cortesía/Marjorie Vega

Ulises y yo

Ulises Juárez Polanco

Con reverencia evidente a uno de J.L.B.,
Para Lucille, donde quiera que esté.

Al otro, a Ulises, es a quien le ocurren las cosas más precipitadas: parrandas nocturnas, madrugadas de alcohol, viajes anatómicos de frontera a frontera en cuerpos fugaces de desconocidas. Yo, en cambio, soy más moderado y hasta cierto punto más aburrido: camino por las calles polvorientas de Managua, disfrutando cada paso como si fuese mi último, demorándome en detalles absurdos como el vuelo del polvo, el paso de las hormigas, las formas de las nubes o la gravedad de una gota de lluvia.

De Ulises me entero por los chismes y rumores que se circulan en la familia, en el barrio, en la universidad, o en el círculo de amigos, o cuando una que otra palabra me cuentan de él sin darse cuenta que no soy él. En cambio, de mí, Ulises sabe que existo cuando otras personas le saludan a él con una mirada evocando mi nombre, olvidando que él y yo solo compartimos el mismo cuerpo. A Ulises no le gusta que lo involucren conmigo; a mí, me da igual: la rutina une a los disímiles.

Sería exagerado decir que mi relación con Ulises es oscura o peligrosa, cuando la realidad es que simplemente vivo en él y lo dejo vivir en mí. De esa manera puedo diluirme en mis pasatiempos como la literatura y el cine, olvidándome a ratos que él y sus locuras cargan mis huellas dactilares. De igual forma, cuando duermo, Ulises emerge de mí y conquista la noche de la capital, destruyendo la perfección quirúrgica a la que dedico mis días. Pero la verdad es risa y llanto al mismo tiempo: no soy sin él, y él no es sin mí. Somos tan distintos, y es tan solo Lucille quien representa nuestro único lazo.

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Siento especial cariño por ella, devoción que Ulises comparte conmigo, aunque yo lo haga de manera más callada, convirtiéndolo casi en un guion de telenovela. Esa diferencia es producto de nuestras personalidades: yo, que soy un perfeccionista, prefiero que las cosas encajen como piezas de un rompecabezas; Ulises, en cambio, es más aventurero y prefiere que todo suceda sin demora ni cálculo. Admiro la belleza de las ideas, Ulises es rehén del huracán de las emociones. No quisiera quejarme de la actitud de Ulises. Él supera en mí mis defectos, así como yo supero en él todas sus imperfecciones.

Pienso que algún día Ulises y yo tendremos que ir por caminos distintos. Al final supongo que he de quedar en Ulises o él quedará en mí, y entonces Ulises se aburrirá de estar solo y deseará estar en Lucille. Será entonces cuando me reencuentre con Ulises en Lucille.

Así mi vida será un eterno reencuentro y retorno con él, y todo lo que pierda y todo lo que gane será de Ulises, es decir del otro, de Lucille, o de los tres, ya que ahora Lucille también vive en nosotros.

El problema es que no sé cuál de los dos, Ulises o yo, si acaso Lucille, escribe estas páginas.

(La felicidad nos dejó cicatrices, Valparaíso Ediciones.  Primera edición, 2014).

 


La vida diaria

Ulises Júarez Polanco

2009
Octubre
[02]

Soñé que de mi cabello nacía un animal del mismo color y me chupaba la sangre aferrándose a mi yugular hasta tragarme entero, de mordisquito en mordisquito. Desperté, fui a la barbería.

Octubre
[17]

Le escribí a Skármeta para contarle de ciertas aventuras, y él me contesta llamándome “Ulises, intrépido navegante”. Menos mal que no le conté de ciertas derrotas con La que no se nombra, porque entonces me hubiera dicho, sin pensarla dos veces, “Ulises, intrépido naufragante”.

Julio
[28]

Cuando no encontrés tu rostro, búscate en los rostros de los que te quieren. Algo tuyo estará en ellos.

Febrero
[02]

Después de semanas persiguiendo a Lovissa,
una sueca que me traía loco, encuentro
—con la tristeza más triste— la razón por la
que lo nuestro no podría funcionar: tenemos
gustos e intereses demasiado similares y
antagónicos, léase, a ambos nos gustan,
exclusivamente, las mujeres.

(La felicidad nos dejó cicatrices, Valparaíso Ediciones. Primera edición, 2014)


Cambio de oficio

Ulises Juárez Polanco

El destello comenzó mientras escribía un cuento de ciencia ficción. Minutos después le siguió ese temblor extraño y el sonido perturbador nos hizo salir a las calles, asustados. Cuando de la nube de polvo los vecinos vimos salir a los extraterrestres, mi cuento se convirtió en crónica periodística.

(Los días felices, Uruk Editores, Primera edición, 2011)

Cultura Cuentos novela Ulises Juarez Polanco archivo

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