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Las torturas cometidas por la dictadura de Daniel Ortega en Nicaragua se dan principalmente en El Chipote. LA PRENSA/ AGENCIAS

Las torturas son una violación a los derechos humanos que no prescirben. LA PRENSA/ AGENCIAS

Torturas ejecutadas durante la represión orteguista

Desde los primeros días de la represión, los detenidos han relatado haber sufrido horribles torturas en los centros de detención y cárceles del país. Estos son los métodos más utilizados

Es fácil llorar cuando se tiene un familiar encerrado en el Chipote. Uno imagina que, ante los relatos de horror de los que han salido de estas celdas, lo mínimo que está viviendo el confinado es una tortura psicológica: interrogatorios, amenazas, degradación, ofensas, aislamiento. Pero es imposible no pensar —me dijo un padre que esperaba noticias de su hijo afuera del penal— que puede estar recibiendo una golpiza, asfixia o imaginarlo amarrado, suspendido en el aire.

Desde el inicio de la crisis política que en Nicaragua empezó el 18 de abril, los relatos de los que salen del Chipote cada vez son más fuertes. Para los defensores de derechos humanos, la intensidad y la aplicación de la tortura son cada día más fuertes, más degradantes, menos tolerables.

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Algunos relatos de torturas más crueles han sido parte de los titulares de portada de los periódicos o se han difundido en los programas de televisión. Hay imágenes de amordazados, cuerpos desnudos, mutilados, sin dientes, sin uñas, golpeados y hasta violados.

Para este reportaje consultamos los informes de la CIDH, la ONU, Amnistía Internacional, Human Rights Wacht, el Cenidh y la CPDH, además de medios de comunicación, donde se han registrado las denuncias de torturas. En este sondeo se identificaron al menos 15 tipos diferentes de métodos que se han empleado durante estos casi cinco meses de protestas ciudadanas.

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La lista incluye linchamiento de ciudadanos desnudos, desprendimiento de uñas, dientes y dedos; marcas en el cuerpo por la fuerza, secuestros, aislamiento, maltrato psicológico, choques eléctricos, asfixia, quemas con ácido y con fuego, amarres extremos, confinamiento en sumideros, abusos y violaciones sexuales.


Informe demoledor

El informe de la Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh) fue demoledor, al señalar que entre las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua se incluye el uso desproporcionado de la fuerza por parte de la Policía, “que a veces se tradujo en ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, obstrucción del acceso a la atención médica, detenciones arbitrarias o ilegales con carácter generalizado; frecuentes malos tratos y casos de torturas y violencia sexual en los centros de detención, violaciones a las libertades de reunión pacífica y expresión, así como la criminalización de los líderes sociales, personas defensoras de los derechos humanos, periodistas y manifestantes considerados críticos con el Gobierno”.


“Dejame morir”

“Un grupo de hombres encapuchados detuvieron a mi marido en nuestra casa, lo golpearon y se lo llevaron desnudo. Unos días después, cuando me enteré dónde estaba, pude verlo durante 15 minutos. Tenía moretones en sus dedos y costillas. Me dijo que no dijera nada y me dijo ‘es mejor que no volvás y que solo me dejés morir aquí’”, dijo la esposa de un detenido en la prisión La Modelo, en una entrevista realizada por la Oficina Regional para América Central del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh), el 13 de agosto de 2018.

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En su informe la Oacnudh señala que recibió relatos de algunos detenidos que han sido sometidos a torturas físicas —como quemaduras con pistolas de electricidad y/o cigarrillos, el uso de alambre de púas, golpizas con puños y tuberías e intentos de estrangulación— como también torturas psicológicas, incluyendo amenazas de muerte.

José David Chávez, herido y torturado por la Policía Nacional está internado en hospital capitalino. LA PRENSA/CORTESÍA

“Tanto hombres como mujeres que han sido detenidos han proporcionado relatos de la violencia sexual sufrida mientras estaban privados de libertad. Algunas mujeres fueron objeto de violencia sexual, incluyendo violación, y señalaron que son comunes las amenazas de abuso sexual. Los detenidos varones también denunciaron casos de violaciones, incluyendo violaciones con rifles y otros objetos”, detalla el informe.

En una reunión con el secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, el neurocirujano nicaragüense Josmar Briones, un médico exiliado, dijo que había conocido dos casos de jóvenes que fueron violados con fusiles.

“Los dos casos más impactantes que he visto en mi vida profesional y personal fue el de dos varones que fueron violados con fusiles AK-47, aún recuerdo sus rostros llenos de dolor e impotencia. Llegaron a mi clínica destruidos emocionalmente, las lesiones (que sufrieron) son para escribir un libro de historias de terror. Cuando bajaron del vehículo no podían ni caminar, sangraban mucho, su rostro lleno de vergüenza por un delito que no cometieron; esos pobres hombres jamás van a volver a ser los mismos de antes. Ese lamentable suceso marcó su vida para siempre y la nuestra”, relató el especialista.


Chipote

La Oacnudh ha recibido numerosos relatos denunciando posibles actos de tortura y malos tratos perpetrados por la Policía o por las autoridades carcelarias durante el arresto o en los días inmediatamente posteriores a este. La mayoría de las denuncias apuntan hacia el centro de detención el Chipote como el principal lugar donde tales actos son cometidos, si bien en algunos casos se ha denunciado su ocurrencia en las estaciones de Policía o en el momento del arresto.

Al llegar al centro de detención el Chipote los varones se habrían visto sistemáticamente forzados a quitarse la ropa y permanecer en ropa interior. Algunos familiares de los detenidos informaron a la Oacnudh que los guardias de la prisión en el Chipote no aceptaban la ropa que ellos traían para los detenidos supuestamente porque en ese centro de detención los internos estaban forzados a permanecer parcialmente desnudos.


Utilización

El director jurídico del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Gonzalo Carrión, asegura que las torturas se han cometido para dos objetivos: aplicar castigos y obtener información.

Vestido con una camisa blanca aparece el el neurocirujano Josmar Briones, quien denunció ante Luis Almagro los actos de tortura realizada por orteguistas en Nicaragua. TOMADA DE REDES SOCIALES

La CIDH recibió numerosos testimonios de detenidos que habrían sido golpeados, insultados y amenazados, por parte de agentes de la Policía Nacional.

“Dos patrullas llenas de policías me golpearon con sus rifles y armas. Me subieron en la patrulla. Me trasladaron al Chipote. Recibí muchos golpes y torturas”, dijo un joven de 24 años que oculta su identidad por razones de su seguridad.

“Desde ese momento (que me capturaron) empezaron los golpes. Uno de ellos, en mi ojo derecho con la culata de una de las armas largas que portaban (los policías). Me subieron en una moto y me llevaron al Distrito VI. El miedo que siento es latente. Apenas puedo abrir mi ojo”, refirió otro joven consultado.


Prohibir tortura

En su informe, la CIDH recoge que en un video proporcionado por el Estado se observa el caso de una mujer que es interrogada con los ojos vendados, que se encuentra rodeada por personas que cubren sus caras y que es amenazada con arma blanca.

“El interrogatorio se enfoca en obtener nombres y lugares de ubicación de diversas personas. De igual forma, el Estado de Nicaragua informa sobre amenazas o intimidaciones a personal de entidades gubernamentales locales y departamentales, y a sus familiares. El Estado también remite información sobre agresiones físicas contra familiares de miembros del FSLN y del Gobierno, afectaciones a la vía pública, y retención de vehículos por varias horas”.

Sin embargo, la CIDH subraya que la obligación del Estado es prohibir la tortura no solo a funcionarios públicos encargados de hacer cumplir la ley, sino que también a los protestantes, trabajadores de la salud y maestros afectados


Golpizas brutales

En las últimas semanas, la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH) ha registrado denuncias de diferentes golpizas brutales. Manuel de Jesús Cerda Valerio fue llevado al complejo judicial sin dentadura. Mientras que Marcos García López fue llevado a la sala de audiencia canalizado, lo cual indicaba que tenía problemas de salud.
A otro de los detenidos le faltaba una pieza dental y tenía una fuerte infección en las encías.

Los oficiales de policías han sido los más denunciados en ejecutar torturas. LAPRENSA/Archivo

Dilon Antonio Zeledón Ramos, de 20 años de edad, está en la prisión La Modelo de Tipitapa desde hace siete semanas. Sin embargo, lleva cuatro semanas presentando quejas de haber recibido golpes, según su madre Eimy Ramos.

Zeledón habría sido golpeado de tal manera que le rompieron las membranas timpánicas, provocándole sangrado en los oídos, lo que le ha ocasionado fiebres altas y convulsiones. “De tantos golpes que le dieron sangró de los oídos”, dijo su mamá.

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“A través de familiares de otros reos, me mandó a decir que estaba con grandes fiebres, que había convulsionado, que no estaba recibiendo atención médica y hasta este momento no sabemos qué ha pasado”, agregó la madre.

Denuncias del Gobierno

Una de las mayores denuncias que ha presentado el Gobierno son las torturas recibidas por los grupos rebeldes. Las fotos que presentan muestran a hombres y mujeres desnudos, sometidos a escarnio público, y existen fotos de amarrados a unas sillas en el piso.

“Estas personas las habían amarrado, torturado y desnudado en el colegio San José, otro edificio que usaban los delincuentes para cometer barbaries inhumanas”, refieren a los medios de comunicación del Gobierno.

Las heridas recién hechas en el brazo izquierdo del adolescente que fue torturado por policías en el Distrito Cinco, cerca de la Centroamérica. LA PRENSA/ ELÍZABETH ROMERO

En los centros de detención, como el Chipote, todo es diferente. Incluso a los que no han golpeado —me dijo de nuevo el padre afuera de este centro— relatan horrores como el maltrato psicológico. Los encierran en celdas tan pequeñas y angostas que solo se puede permanecer de pie. Los aíslan durante días sin comunicación con ninguna otra persona, en unas celdas tan oscuras que apenas se pueden ver las manos.
Hay relatos de confinamientos en celdas inundadas de aguas de cloacas o exposición al sol a partir de mediodía durante horas. Es por eso las lágrimas de los familiares no dejan de salir mientras sus hijos están encerrados.

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