Una víctima más se suma a la lista de jóvenes muertos bajo la brutal represión de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua: después de tres meses y 19 días de haber resultado herido y haber sido sometido a catorce cirugías, Ezequiel Gamaliel Leiva García, de 26 años, se rindió a la muerte.
Leiva fue una de las víctimas de los francotiradores en las inmediaciones de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), y desde el 28 de mayo permaneció hospitalizado.
Pese a su estado de coma la Policía lo vinculó al crimen del estadounidense Sixto Henry Vera ocurrido el 2 de junio en el paso a desnivel de Rubenia.
Debido a este caso su padre Gamaliel Leiva recurrió ante el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos, desde donde alegó que su hijo era una de las víctimas de la represión gubernamental.
Luego la Fiscalía lo acusó como miembro de una estructura criminal a la que le atribuye una serie de hechos delictivos, en una ampliación de acusación que hizo contra Cristhian Josué Mendoza Fernández, alias Viper.
Gamaliel Leiva, padre de la víctima, manifestó que cada día la salud de su hijo empeoró debido a que su estado físico desmejoró, pues lo alimentaban a través de unas sondas, lo que provocó desnutrición.
“Y después se inflamó (…) se le pegó como un coágulo de sangre, eso dio como una trombosis”, explicó Leiva, quien manifestó que en este caso de su hijo “justicia no va haber”.
Sin embargo, dijo Leiva “que él que las debe algún día la va a pagar”.
No obstante, Leiva aconsejó a la población “que sigan luchando la cosa es así, uno cae el otro sigue adelante”.