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Las mantas en apoyo al FSLN, que los tomatierras colocaron en el lugar invadido, aseguraban que el "Comandante y ellos se quedan". LA PRENSA/ JADER FLORES

Las mantas en apoyo al FSLN, que los tomatierras colocaron en el lugar invadido, aseguraban que el “Comandante y ellos se quedan”. LA PRENSA/ JADER FLORES

Tomatierras revelan que fueron manipulados y traicionados por el Gobierno de Nicaragua

Con maquinarias pesadas, los trabajadores de la alcaldía y policías destruyeron las champas que habían levantado los tomatierras

El régimen del presidente designado, Daniel Ortega, mandó a desalojar con la Policía a miles de personas que ocupaban ilegalmente una propiedad privada en una céntrica zona de Managua. Los expulsados se sienten traicionados por “el comandante”, pues alegan que fueron usados para llenar marchas y desmontar tranques a cambio de la promesa de legalizar los terrenos que el partido mandó a tomarse desde mayo en todo el país.

Los terrenos no eran del todo gratis, se debía pagar quinientos córdobas y otros gastos, pero hubo casos en los que los tomatierras pagaron hasta doscientos dólares por un lote. Varias de esas personas integraban las cerca de quince mil precaristas que se asentaron en los terrenos enfrente del Country Club Nejapa.

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El viernes fueron echados por la Policía Orteguista (PO), que llegó con palas mecánicas y trabajadores de la Alcaldía de Managua para sacarlos.

El desalojo tomó por sorpresa a todos los precaristas que se habían extendido hasta en los cerros más altos de esa finca. Desde las 3:30 a.m. del viernes, centenares de oficiales de la PO aparecieron en el lugar y les informaron que tenían que irse del terreno.

Los tomatierras desalojados este viernes. LA PRENSA/M. Esquivel

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Los mismos policías, varios de ellos boinas rojas, se tomaron la tarea de destruir las champas hechas de plástico negro, cuartones de madera y zinc.

Ante la orden policial, los precaristas no tuvieron más remedio que desmontar sus propias viviendas, las cuales habían mejorado desde junio, cuando se tomaron el terreno e impusieron la bandera rojinegra como una señal de apoyo a su partido.

El éxodo de los tomatierras empezó desde la madrugada; los más pudientes pagaban el acarreo en camionetas, los que tenían un poco menos se desembolsaron doscientos córdobas para que un carretón halado de un caballo criollo llevara lo más básico, y los que no tenían ni cómo trasladarse se quedaron en el lugar a la intemperie, preguntándose cómo irse sin tener dinero.

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Ese fue el caso de Juan Thomás López, lisiado de guerra. Contó que llegó con “la esperanza de tener un pedazo de tierra”. Desde un inicio pagó quinientos córdobas, después le dijeron que harían un recurso de amparo y pagó doscientos, y después, otros cien; en total, fueron ochocientos córdobas.

Aseguró que nunca tuvieron estabilidad y siempre se mantuvieron en zozobra. López como todos los precaristas confiaron en el gobierno de Ortega para tener un terreno, ya que comprarlo le era muy difícil, se excusó.

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El hombre excombatiente cree que “esto fue todo un montaje, más bien creo yo, se valieron de la desgracia de nosotros para sacarnos dinero nada más, porque yo creo que nunca hubo un abogado, nunca hubo ninguna persona que nos representara ante el Gobierno, que el Gobierno se diera cuenta de nuestra situación”, valoró López.

Otra precarista, que prefirió no identificarse pero que sí aseguró ser sandinista, dijo: “Me siento que el Gobierno me dio una puñalada por la espalda y se la dio también a su gente”.

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Contó que el desalojo fue horrible y argumentó que ellos estaban dispuestos a llegar a un arreglo de pago para legalizar esas tierras, ya que estaban ahí porque tenían necesidad de un lugar donde vivir.

Asimismo, relató que los policías del Distrito Siete se llevaron las pertenencias y las estructuras de las casas de los tomatierras que no estaban al momento del desalojo, supuestamente, las podrían llegar a retirar a la estación del Distrito Siete.

Apoyo con marchas y tranques

Los precaristas se encontraban indignados por el desalojo, pese a que ellos mismos se habían asentado en una propiedad privada. Su incredulidad de lo que pasó contaba con argumentos, pues en todo momento brindaron el apoyo que requería el Gobierno.

“Somos gente que lo hemos apoyado a Ortega”. Cuentan que los buses llegaban a traerlos y tenían que asistir a las marchas orteguistas, de no hacerlo, también podrían perder el terreno que nunca había estado asegurado.

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Ellos también estuvieron atacando los tranques, demostrando su apoyo a Ortega. De forma un tanto ingenua, varios de los precaristas creen que “el comandante” no sabe sobre su situación y le hicieron un llamado. “Nos duele porque nos da la espalda el comandante así, no sabe por qué, porque está perdiendo mucha gente, él va a perder muchos votos. Este comunicado se lo doy yo a él porque él tiene que darnos una salida, tiene que darnos un techo digno, una vivienda digna para que nosotros habitemos, para las familias”, expresó una mujer mientras mostraba su carné de militante del partido de Gobierno.

El negocio de los lotes de tierra ajena

Con las invasiones de tierras, varios de los precaristas afirmaron que son familiares de excombatientes, lisiados de guerra, y en su mayoría, sino todos, fieles al gobierno del caudillo Ortega; sin embargo, este viernes, el día del desalojo, no les vieron la cara a los “dirigentes”.

Estas personas, cuyos nombres no se conocían con certeza, aseguran los precaristas eran los que cobraban por los terrenos. Varios de ellos pagaron más de mil córdobas, y en ocasiones, los lotes que se les habían otorgado se los quitaban porque llegaba un mejor postor o un cliente que simplemente le gustaba y se lo daban.

Fue mucho dinero que se movió con la tierra ajena, pero no se sabe qué se hizo con ese dinero y dónde están los “dirigentes”.

Desalojan a más tomatierras

Las tomas de tierras iniciaron el mes de mayo, después que estallaron las protestas contra el Gobierno, en abril.

Simpatizantes del partido se tomaron terrenos en diferentes departamentos del país, en represalias al sector privado que se opuso al presidente designado Daniel Ortega y apoyó la lucha del pueblo. Sin embargo, en este mes, la Policía Orteguista, de forma sorpresiva, inició con los desalojos a los mismos leales al régimen.

En algunas zonas, como en Chinandega y Estelí, la decisión no ha sido del total agrado de los precaristas, quienes han tratado de oponerse a la decisión; sin embargo, la PO no ha cedido.

Uno de los primeros casos de desalojo de invasión de tierras fue el de la granja experimental La Polvosa de la Universidad Centroamericana (UCA), que fue ocupada el 11 de agosto y desalojada el día siguiente. En otros casos, como las tierras que han sido ocupadas al Grupo Coen, los precaristas llegan encapuchados y armados, de tal forma, que no permiten que nadie se acerque al lugar.

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