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Las amenazas de Ortega contra los empresarios

En el virulento discurso que pronunció el sábado pasado ante una concentración de partidarios fanáticos y empleados públicos obligados, Daniel Ortega amenazó a los empresarios privados que han apoyado los tres paros nacionales que se han realizado durante la crisis que estalló en abril y continúa hasta ahora a pesar de la brutal represión gubernamental.

“La próxima vez que llamen a paro vamos a mandar a la Policía para que les mantenga las puertas abiertas y que eso les dé a ellos la seguridad de que nadie les va a quemar el negocio, porque eso de que les van a quemar el negocio es una mentira, es un invento que ellos mismos hacen para justificar que están cerrando”, sentenció Ortega a los empresarios que han respaldado abiertamente los paros nacionales, pero también a los que los han respaldado indirectamente anunciando los cierres de sus empresas por seguridad y para protección de sus empleados y clientes.

Pero el gremio empresarial no acepta la provocación del dictador. Después de la diatriba de Ortega, el presidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), José Adán Aguerri, reiteró al Diario LA PRENSA la posición sostenida de manera invariable, de que “la certidumbre, un buen clima de negocios y la confianza son vitales para evitar que la economía siga cayendo y empezar a recuperarla”.

Los empresarios son gente responsable y sensata y no caen en el juego sucio de la política orteguista, de enfrentamiento, intimidación y violencia. De allí que la respuesta del presidente del Cosep haya sido que “es necesario entender que el origen de este problema no es económico sino político; entonces si quiere resolver el tema económico hay que solucionar antes el problema político y desde ese punto de vista no es con amenazas que se resolverá el problema”.

La solución a la que se refiere el presidente del Cosep y que Daniel Ortega elude porque cree que puede resolver la crisis con más represión, mentiras, amenazas y provocaciones, es la reanudación del Diálogo Nacional con la Conferencia Episcopal como mediadora y testigo, a fin de acordar allí la celebración anticipada de elecciones libres, limpias y vigiladas internacionalmente. Esto es lo que necesita la nación, lo que reclaman los nicaragüenses y lo que exige la comunidad internacional.

Es una hipocresía política de Ortega, decir que los paros empresariales perjudican al pueblo mientras él mismo paralizó durante toda la semana pasada las actividades del Estado, al sacar a los empleados públicos de sus puestos de trabajo para que fueran a las movilizaciones políticas oficialistas; inclusive dejando sin atención médica a los enfermos, porque el personal de salud fue obligado a salir a la calle, contra su voluntad y su dignidad, para simular respaldo a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Los empresarios no se enredan. La solución del conflicto político para superar la crisis de la economía, está al alcance de la mano. Es más, si Ortega y Murillo fuesen personas racionales el conflicto y la crisis ya se hubieran resuelto.

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